México.- A fin de frenar su deterioro, darles estabilidad y asegurar su permanencia, expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) restauran dos grandes tableros de piedra, que datan de los 600 a 900 d.C., de la Zona Arqueológica de El Tajín, Veracruz, informó la restauradora Teresa López.
La también arqueóloga de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, dijo mediante un comunicado de prensa que las labores en estas piezas prehispánicas son además para favorecer su mejor lectura y manejo adecuados, toda vez que los soportes de madera en los que están montados presentan deterioro por ataque de insectos.
Ambas esculturas monolíticas tienen talladas las representaciones de una decapitación ritual y de un personaje sobrenatural y fueron encontrados durante las excavaciones lideradas por el arqueólogo José García Payón entre 1939 y 1970, en la emblemática Pirámide de Los Nichos, de la Zona Arqueológica de El Tajín, Veracruz.
«Antes de que llegaran las esculturas a los talleres -de restauración del INAH en la Ciudad de México, hace seis meses-, se realizó un proceso de fumigación para poder manipularlas sin riesgo a dispersar la infestación y tener daños colaterales. Posteriormente, se hicieron los ‘estudios clínicos’ para determinar el grado de deterioro y definir cuáles serían los mejores tratamientos de intervención para asegurar su estabilidad», explicó la especialista del INAH.
López mencionó que debido a que los respaldos de madera y los bastidores que los sostenían tenían daños significativos, se tuvieron que separar los relieves de éstos, para posteriormente colocarlos en tablas resistentes.
«De esta manera pudimos comenzar las labores de conservación, mismas que iniciaron con el de mayor tamaño -1.15 metros de altura y 1.26 de longitud-, que es también el más completo; en él se puede observar un personaje arrodillado en la parte central, y lo que pudiera ser un marco en la parte superior, conformado por grecas o eslabones», detalló la restauradora.
Al respecto, David Andrade Olvera, arqueólogo de la Zona Arqueológica de El Tajín, mencionó que podría tratarse de «un personaje fantástico o sobrenatural que parece estar levitando, tiene tres extremidades inferiores, una de ellas con tenazas; su rostro está de perfil, alrededor del cual se observan sus brazos flexionados hacia arriba mientras sujetan una especie de voluta, además una de sus quijadas pareciera estar descarnada simulando la forma de un pico; porta faldellín reticulado, orejeras, un collar de cuentas y un tocado en la cabeza. La escena está enmarcada por figuras parecidas a eslabones entrelazados».
Teresa López señaló que el relieve está fragmentado en 10 partes, las cuales se tuvieron que separar una por una, para retirarles la resina con la que estaban adheridas y quitarles la madera carcomida, y posteriormente colocarlas en un bastidor y respaldo fuertes.
«De momento hemos separado la madera y la resina de cada uno de los fragmentos que conforman el tablero; ahora se realiza el proceso de rearmado del relieve, como si fuera un rompecabezas, uniendo cada una de las partes con pegamentos de alta adherencia, a la vez que se estudia cuáles son los puntos de la pieza más vulnerables o pesados, a fin de darles mayor soporte y estabilidad», agregó López.
Al finalizar la restauración «la cual se prevé sea a mediados del año próximo» ambos monumentos regresarán al Museo de Sitio de El Tajín para disfrute de los veracruzanos y visitantes, sitio donde han sido exhibidos desde la creación del recinto en 1993, señaló la restauradora.
Agencia El Universal