Puebla, México.- Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) utilizan un georradar en el proceso de restauración del mural prehispánico ‘Los Bebedores’, en Cholula, a fin de localizar las zonas con fallas, fracturas u otros elementos que inciden en el problema de humedad que padece.
Dicho dispositivo, usado originalmente con fines estratégicos durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, localiza las zonas más críticas, y a partir de ello afinar la metodología de restauración a efectuar, sin necesidad de hacer perforaciones en dicha pintura, plasmada hace mil 800 años en el interior de la pirámide de esa zona arqueológica, informó hoy el INAH en un comunicado.
Explicó que la obra fue pintada sobre paredes de adobe y tierra, y sus creadores utilizaron pigmentos de origen mineral unidos con adhesivos naturales, que se han perdido con el tiempo; debido a que su ubicación, debajo del nivel del suelo, concentra la humedad proveniente de los pisos y estructuras superiores.
Los trabajos de atención de este mural iniciaron en 2009 con la aplicación de diversas técnicas de preservación, a cargo de restauradores de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, mismas que continúan hasta la fecha, y en las que se ha recurrido al uso del georradar de penetración de tierra y al método de resistividad eléctrica.
Al respecto, la especialista Dulce María Grimaldi, de la CNCPC y responsable del proyecto, informó que para afinar la metodología de restauración a aplicar en dicho mural, se consideró el uso de dicha tecnología que, en este caso, permitirá determinar el espesor del soporte de la pintura y el estado de conservación que guarda.
Igualmente, dijo, ayuda a la identificación de fracturas y demás elementos que pudieran incidir en la humedad que lo afecta.
‘En atención a esta circunstancia, se solicitó la colaboración de José Ortega Ramírez, investigador y responsable del Laboratorio de Geofísica del INAH, para realizar trabajos de prospección’, apuntó la especialista.
Al respecto, Ortega Ramírez explicó que el georradar funciona con una antena transmisora que lanza estas señales y también una receptora, que registra las reflexiones de las ondas mientras pasan entre materiales con diferentes propiedades físicas.
Puntualizó que en el caso del mural ‘Los Bebedores’, se busca entender cómo está conformado su soporte, los deterioros que presenta y los factores que inciden en ello.
‘Este aparato genera una tomografía o imagen de la distribución de la conductividad y resistividad en el subsuelo. La humedad y la sal son transmisoras de corriente, por tanto, podemos precisar en qué partes o de dónde proviene la humedad concentrada que perjudica el mural prehispánico’, explicó Ortega Ramírez.
Agregó que ‘se sospecha que el problema de humedad está relacionado con el soporte de la pintura. Aún estamos por confirmar si hay zonas con oquedades conectadas directamente con la capilaridad y cambios en la presión hidrostática. Así, podremos definir las zonas más críticas para que la restauración sea precisa y no requiera ninguna perforación’.
En este sentido, detalló, se trata ‘de un método que no causa daños, toda vez que utiliza frecuencias que están en el mismo rango que las de telefonía celular; resulta, por tanto, una aplicación novedosa y apropiada para investigar bienes culturales de esta naturaleza’.
Vale la pena recordar que este mural prehispánico data de 200 años d. C. y alude a un ritual en que dioses y hombres se unen a través del pulque; las imágenes representadas están distribuidas en una superficie aproximada de 120 metros cuadrados, al interior de una subestructura del llamado Patio Sur, de la Zona Arqueológica de Cholula, Puebla.
Tras su descubrimiento, en los años 70, se creó un túnel para acceder al mural sin tener que desmontar el edificio prehispánico.
Desde entonces, esta obra no ha sido vista directamente por el público, más que en fotografías, debido a que por razones de conservación se imposibilita su exhibición.
Desde 2009, un grupo de especialistas trabaja en la preservación de la capa pictórica del mural, que presentaba afectaciones por sales y humedad.
La selección de materiales utilizados en la restauración ha requerido una amplia y constante investigación, así como la realización de diversas series de pruebas para evaluar su eficacia.
Uno de estos exámenes, detalló Grimaldi Sierra, está basado en nanopartículas de hidróxido de calcio, un método aplicado como resultado de la colaboración con la Universidad de Florencia.
La especialista del INAH añadió que en la más reciente temporada de trabajo se prioriza la atención de sectores que requieren protección urgente. Algunos de éstos estaban a punto de desprenderse, por lo que nos hemos enfocado al fijado, tanto de la capa pictórica, como del soporte.
Cabe mencionar que la atención de este antiguo mural forma parte del Programa Nacional de Conservación de Pintura Mural Prehispánica, que desarrolla el INAH en distintas obras de este tipo del país, en colaboración con el Instituto Getty de Conservación, de Estados Unidos.
Agencia El Universal