Dioses generosos y otros codiciosos, una doncella prometida al lago de Pátzcuaro, temidos guerreros venidos de lejos y un tenaz flechador que logra vencer al Sol, son algunos de los protagonistas de los mitos y leyendas prehispánicos que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) adaptó en un par de libros para deleite de niños y jóvenes.
Hapunda, la joven que vivía en la isla de Yunuén, una leyenda purépecha, y El vencedor del Sol, de origen mixteco, son los títulos de las publicaciones editadas por el INAH. Estas bellas y ancestrales historias fueron ilustradas por los dibujantes José Quintero y Alejandro Herrerías, respectivamente, con la adaptación realizada por Catalina Miranda.
Para la poeta y narradora, “los niños prefieren los libros ilustrados, ya que disfrutan de una manera intensa los colores y las imágenes. Los que más les cautivan son los que tienen una estrecha relación entre lo que se dice y lo que se ve”.
Las leyendas y los mitos mexicanos son de procedencia popular y de dominio público; “ofrecen un vasto universo que refleja la manera de ser, las costumbres, la imaginación, la razón de ser de quienes somos oriundos de este país. México es un territorio muy amplio, geográfica y culturalmente”, dijo.
Para la colección publicada por la Coordinación Nacional de Difusión del INAH, se eligieron historias que narran la creación de algún elemento de la naturaleza. Los mitos abordan una situación cosmogónica, creadora; por lo general, relatan el proceso evolutivo o iniciático del Sol, la Luna, una montaña, un volcán, un río, un lago, una cascada, un animal, etcétera.
“Son historias dotadas de gran belleza”, expresó Catalina Miranda, quien ha impartido diversos talleres de creatividad plástica y literaria para niños y jóvenes.
Por ejemplo, las garzas de níveo plumaje que rondan el lago de Pátzcuaro tienen su origen en la leyenda de Hapunda, la joven que vivía en la isla de Yunuén, una doncella que juró entregarse a este límpido cuerpo de agua. Su decisión fue un desafío para los crueles forasteros, quienes amenazaban con invadir su pueblo si ella, Hapunda, no accedía a desposarse con su gobernante.
El vencedor del Sol narra la historia de Yacoñooy, un joven e inquieto guerrero, quien deseoso de conocer otras tierras fue en busca de un lugar ideal donde su pueblo, cada vez más numeroso, pudiera asentarse. La tierra prometida que Yacoñooy (también llamado Mixtécatl) llegó a vislumbrar: Tilantongo, en la Mixteca Alta, se la disputó al astro rey.
Catalina Miranda, también editora y periodista, detalló que la colección contempla otros relatos transmitidos de forma oral por generaciones: La creación de la vainilla, El tlacuache que robó el fuego; Ixchel, diosa arcoíris de la fertilidad, y La Clanchana, producto de la sabiduría ancestral de las culturas totonaca, cora, maya y nahua-otomí.
Así, La creación de la vainilla cuenta el nacimiento de esa aromática orquídea; en Ixchel, diosa arcoíris de la fertilidad, la creación del Sol y de la Luna; en El tlacuache que robó el fuego, la razón por la que este marsupial tiene la cola pelada y la explicación de cómo el ser humano se hizo poseedor del fuego; en La Clanchana, la justificación de la abundancia de animales lacustres y la escasez de ellos, en la laguna de las Nueve Aguas, en el Valle de Toluca.
Cada una de estas leyendas tiene un preludio que da cuenta a los lectores del lugar donde sucedieron los hechos, muchos de ellos todavía poblados por comunidades indígenas que conservan sus tradiciones y mantienen un equilibrio con el rico ecosistema que las rodea.
Sobre su proceso de trabajo, Catalina Miranda explicó que, para las leyendas que tuvo la oportunidad de adaptar, “consulté libros especializados; artículos en revistas; visité diversas salas del Museo Nacional de Antropología y varios portales de museos del país, a través de internet; mis asistentes y yo sacamos fotografías de las salas de los museos y de libros; recopilamos mapas, imágenes de vestimentas, de paisajes, de la flora y la fauna de cada región elegida, y de los rasgos étnicos de sus habitantes”.
Esta labor concienzuda permitió crear una colección que cumple con varios objetivos: dar a conocer las leyendas y mitos mexicanos al público infantil, fomentar la lectura en los niños; difundir, defender y conservar el patrimonio cultural mexicano: proporcionar goce estético y plástico a través de los textos y las ilustraciones, y sobre todo “formar niños conscientes de la importancia y de la belleza de las tradiciones de México, que sepan valorar y conservar las riquezas que, como mexicanos, les pertenecen”.