Islas Shetland…acantilados cubiertos de bellas praderas

Alejadas de todo, las Shetland son un archipiélago del mar del Norte, equidistante de las costas de Noruega y norte de Escocia. El centenar de islas que lo forman tienen pueblos marineros, acantilados cubiertos de vastas praderas, gran diversidad de fauna marina y una cultura y festivales que recuerdan su herencia vikinga.

Al llegar a este destino remoto hay algo que sorprende. Y no es la ausencia de árboles, ni que haya más corderos que humanos –22.000, según el último censo–. Lo que llama la atención es que la única carretera que cruza la isla principal, Mainland, ¡pasa por mitad de la pista de aterrizaje! Cuando se construyó, el terreno disponible para el aeródromo era tan exiguo que no hubo forma de desviar el asfalto. Los isleños, movidos por la necesidad y el ingenio, colocaron un semáforo que alternativamente da paso a los coches y al bimotor que vuela a diario desde Edimburgo y aterriza a 200 kilómetros por hora.

La latitud norte y el viento –casi siempre presente– contribuyen a que apenas quede un árbol autóctono en la isla. Lo que rodea al viajero es una mullida alfombra de prados salpicados de casitas con tejado a dos aguas, lomas que acaban en acantilados y playas solitarias que se pierden en el infinito. La de Sumburgh es la primera que se ve porque está junto al aeropuerto. La domina un faro construido por Robert Stevenson –el abuelo del escritor escocés–, con un museo y amplias vistas.