Todo parece indicar que el cometa Ison se desintegró durante su encentro cercano con el Sol, destruido por la intensa gravedad y calor de la estrella -según nota de BBC Mundo-.
Los telescopios vieron la compacta bola de hielo y polvo, de unos dos kilómetros de diámetro, pasar por detrás del disco solar, pero no salió al otro lado como se esperaba.
Los astrónomos continúan intentando detectar el objeto, pero es casi seguro que el muy anunciado «Cometa del Siglo», dio su último suspiro.
«Cómo Ícaro, voló muy cerca del sol. Continuaremos aprendiendo», dijo un tuit de la NASA, la Agencia Espacial Estadounidense.
Ison había cautivado a los científicos y observadores del espacio del mundo.
Si hubiese sobrevivido, los astrónomos vaticinaban que sería uno de los cometas más brillantes de este siglo y hubiese estado visible en el firmamento nocturno hasta mediados de diciembre.
Al pasar tan cerca del Sol, Ison debió soportar temperaturas de 2.000 grados centígrados. La inmensa gravedad solar pudo haber comprimido el objeto a medida que revoloteaba, contribuyendo a su destrucción.