Cuando una flor se marchita pierde su fragancia y su belleza, languidece y sólo queda el recuerdo de lo que alguna vez fue. Lo mismo sucede con la triste Jazmín, protagonista que da nombre a la más reciente película de Woody Allen, Jazmín azul (2013), quien ha perdido todo lo que tiene en la vida y a quien sólo le quedan sus recuerdos, antes de ceder ante la locura.
Se trata de la película número 45 del prolífico director estadounidense, que figura en la programación del complejo cinematográfico de Conaculta, luego de un exitoso estreno durante la pasada Muestra Internacional de Cine y cuyas funciones estuvieron abarrotadas e incluso con boletos agotados desde días antes.
El largometraje ha sido recientemente nominado para tres premios Oscar de la Academia Cinematográfica estadounidense y desde su estreno, a mediados del año pasado, ha cosechado más de 20 reconocimientos en diversos festivales internacionales de cine. Algunos de ellos merecidos por la excelente interpretación protagónica de la actriz Cate Blanchett, como los Globos de Oro de este año, el Premio del Instituto Cinematográfico de Australia y el Premio de la Asociación de Críticos de Cine de Chicago, entre muchos más.
La actriz australiana desempeña un gran papel en la interpretación de Jazmín French, una desafortunada dama de los más altos estratos sociales de Nueva York, quien al descubrir los múltiples engaños de su infiel y manipulador esposo inicia una serie de actos que inevitablemente la conducirán a un final catastrófico.
Llena de prejuicios y soberbia, Jazmín se reúsa a aceptar la realidad que se vislumbra poco prometedora, pues acostumbrada desde muy joven a los lujos y un estilo de vida glamoroso, de pronto ha caído en la desgracia. Y para evitar ser la burla de todos aquellos que antes fueron sus amigos e invitados de sus afamadas fiestas, decide marcharse a San Francisco para vivir con su hermana Ginger (Shally Hawkins) y empezar una nueva vida.
Inteligentemente logrados, dos tiempos narrativos estructuran este filme, pues el personaje de Blanchett, acude a sus recuerdos para contar al espectador, poco a poco, el por qué y cómo llegó a su situación actual.
Como en un cuento de hadas, la vida de Jazmín era perfecta hasta que se descubrió que su marido era un estafador y que así es como sostenía la vida de lujos que envolvía a la pareja y a su hijo único. Una vez descubiertos los fraudes y confiscados todos los bienes, la protagonista parece aproximarse al desequilibrio emocional y para intentar empezar de nuevo debe pedir ayuda a su fracasada hermana, quien siempre ha tenido recelo hacia ella debido a la notoria preferencia que tuvo de sus padres.
Allen nuevamente presenta un personaje femenino desequilibrado, que se encuentra al borde de la locura; adicta a los calmantes y los martinis, con un carácter contrastante que, como flor que se marchita y pierde su gracia, la belleza, elegancia y formalidad de Jazmín chocan con su falta de coherencia.
Por ello, no es fortuito que en inglés se haya titulado Blue Jazmin (Jazmín triste), aunque se tradujera como Jazmín azul, pues Allen acude al sentido figurativo de “blue” para referirse al decaimiento de su protagonista y lo enfatiza con la introducción de la afamada pieza musical Blue moon, la cual evoca los mejores recuerdos de Jazmín. Se trata de la canción favorita de la protagonista quien no logra –o no quiere– recordar la letra que habla de la soledad de alguien que ha perdido los sueños y el amor.
Shally Hawkins también ofrece una excelente actuación al interpretar a Ginger, quien humilde, sumisa y con aspiraciones más terrenales, intenta poner los pies de su hermana en la tierra y ayudarla, a pesar de que ésta la rechazó toda su vida por ser pobre, lo que Augie (Andrew Dice Clay), novio de Ginger, le recuerda constantemente.
El filme cuenta con un guión bien estructurado, por el cual también Allen ha recibido múltiples premios y nominaciones, ya que logra una perfecta definición de personajes lo suficientemente contundentes, para hacer una crítica a los diversos estratos sociales, a través de ellos mismos y de la exaltación de sus condiciones sociales y económicas –algo ya característico en su cinematografía–.
Y lo hace también a través de los contrastes fotográficos entre Manhattan y San Francisco, lo cual enfatiza las diferencias sociales entre las dos hermanas.
Jazmín azul se presenta en distintos horarios y salas de la Cineteca Nacional durante las próximas semanas, los cuales se pueden consultar en: http://www.cinetecanacional.net