La actriz y cantante estadounidense Jennifer Lopez fue criticada por cantar «Feliz cumpleaños» el sábado pasado a Gurbanguly Berdimuhamedow, presidente de la exrepública soviética de Turkmenistán, a quien se acusa de violaciones a los derechos humanos -según nota de BBC MUNDO-.
Mientras la organización no gubernamental Human Rights Watch nombra al país «entre los más represivos del mundo», el publicista de Lopez afirma que, de haber sabido la situación de derechos humanos en ese país, no habría participado en el evento.
En 2007, Lopez fue premiada por otro grupo defensor de los derechos humanos, Amnistía Internacional, por la película «Bordertown», que denuncia los crímenes contra las mujeres en Ciudad Juárez, que produjo y protagonizó.
Thor Halvorssen, presidente de The Human Rights Foundation, otra organización no gubernamental de derechos humanos, fue enfático en una declaración publicada por The Hollywood Reporter: «Lopez obviamente tiene derecho a ganarse la vida actuando para el dictador de su preferencia… pero sus acciones destruyen el mensaje que ha cultivado tan cuidadosamente…».
Jennifer no es la primera estrella global en causar este tipo de controversia.
«Feliz cumpleaños señor presidente».
En 2011, los actores de Hollywood Hilary Swank y Jean-Claude Van Damme, así como la violinista Vanessa Mae, asistieron a una fiesta repleta de estrellas organizada por el gobernante de la república rusa de Chechenia Ramzan Kadyrov, para celebrar su 35° cumpleaños en Grozny.
Van Damme terminó su discurso con la frase «¡Lo quiero, señor Kadyrov!» mientras Swank dijo «Feliz cumpleaños señor presidente».
Grupos de derechos humanos acusan al gobernante checheno de perseguir a sus críticos y de cometer abusos en su lucha contra los insurgentes, incluidos torturas y asesinatos.
«Qué vergüenza», expresó Swank posteriormente. «El punto es que yo debería saber a dónde voy y hacer una mejor investigación».
La ganadora de dos premios Oscar despidió a su manager después del episodio.
De fiesta con Gadafi.
Beyoncé donó sus honorarios a los esfuerzos de ayuda por el terremoto en Haití.
El clan Gadafi disfrutaba organizar suntuosas fiestas llenas de estrellas cuando gobernaba Libia.
El rapero estadounidense 50 Cent actuó para ellos en un concierto privado durante el Festival de Cine de Venecia en 2005, mientras que la estrella pop canadiense Nelly Furtado les ofreció un recital íntimo en un hotel italiano en 2007.
Mariah Carey apareció en una fiesta de Año Nuevo pagada por los Gadafi en la isla caribeña de San Bartolomé a fines de 2008 y Beyoncé cantó en la misma celebración al año siguiente.
Sin embargo, cuando estalló la sangrienta rebelión libia en 2011, muchas de las superestrellas rápidamente donaron sus honorarios a obras de caridad.
«Yo era ingenua e inconsciente de para quién iba a cantar», dijo Carey. «En retrospectiva, es una lección para todos los artistas. Necesitamos ser más conscientes y responsables sin importar quién reserva nuestras actuaciones. En última instancia, como artistas hemos de rendir cuentas».
Furtado dio US$1 millón a una obra de caridad, seguida por Beyoncé, quien donó sus honorarios al esfuerzo de ayuda por el terremoto en Haití, mientras que 50 Cent lo hizo para Unicef.
Sting boicotea el boicot.
Sting estuvo en un desfile de modas al lado de Gulnara Karimova, hija del líder uzbeko.
En 2010, Sting se presentó en un concierto organizado por Gulnara Karimova, hija de Islam Karimov, presidente de Uzbekistán.
Un informe de Naciones Unidas describe el uso de la tortura en ese país como «sistemático», no hay oposición política legal y los medios de comunicación están estrechamente controlados por el estado.
Después del concierto, el exlíder de The Police dijo que creía que había sido patrocinado por Unicef, aunque el organismo lo refutó, según el diario The Guardian.
Pero el músico no mostró arrepentimiento en un comunicado. «Soy consciente de la atroz reputación del presidente uzbeko en el campo de los derechos humanos, así como en el medio ambiente. A pesar de eso decidí tocar allí».
«He llegado a creer que los boicots culturales no sólo son gestos inútiles, son contraproducentes, pues a los estados proscritos se les roba más del comercio abierto de ideas y arte y como resultado se hacen más cerrados, paranoicos e insulares».
En respuesta, Craig Murray, exembajador británico en Uzbekistán, escribió en su blog: «Le pagaron más de US$1,52 millones por un evento específicamente diseñado para glorificar un régimen barbaro. ¿Está completamente loco?».
Diplomacia clásica.
La visita de la Orquesta Filarmónica de Nueva York a Corea del Norte fue autorizada.
La Orquesta Filarmónica de Nueva York se presentó en Corea del Norte en 2008, en lo que se describió como un despliege de diplomacia cultural.
El concierto en el Gran Teatro de Pyongyang comenzó con el himno nacional norcoreano, seguido por el estadounidense.
Tocaron música de Wagner, Gershwin y Dvorak, así como canciones folklóricas coreanas. Se transmitió en vivo por la televisión local.
La visita supuso la más grande presencia estadounidense en el aislado estado desde el fin de la Guerra de Corea y fue autorizada por el Departamento de Estado de EE.UU. Pero un tabloide neoyorquino la calificó de «desgracia» que brindó a Kim Jong-il «un golpe propagandístico».
Con ustedes también…
Michael Jackson firmó un contrato discográfico con el jeque de Bahréin.
En 2008, Chris De Burgh esperaba ser el primer artista occidental en presentarse en Irán desde 1979. Pero sus intentos de cantar con el grupo pop iraní Arian fueron aparentemente frustrados por funcionarios iraníes.
En 2005, Michael Jackson se retiró un tiempo a Bahréin tras haber sido absuelto de cargos de abuso infantil. Al año siguiente, firmó un contrato para grabar un nuevo álbum en el país, para un sello del hijo del monarca, el jeque Abdulla Bin Hamad Bin Isa Al-Khalifa. Sin embargo, el proyecto terminó como muchas cosas en la vida de Jackson: en enfrentamiento legal.