Josefina Vázquez Mota no ha superado la frustración

Josefina Vázquez Mota no ha superado la frustración.

Siente, y nadie la ha quitado esa convicción, haber recibido un doble golpe durante su campaña por la Presidencia de la República en 2012.

Primero el presidente Felipe Calderón impulsó un contrincante al interior del Partido Acción Nacional (PAN), Ernesto Cordero, con un acarreo impresionante a partir de la estructura gubernamental.

La burocracia federal fue derrotada por la militancia azul y ella ganó.

Por eso fue la candidata y compitió contra Enrique Peña Nieto y Andrés López.

Pero luego desde el poder se le hizo una campaña negra y, para coronar, el dirigente Gustavo Madero, se negó a hacer proselitismo con ella y, so pretexto de incorporarse al Senado de la República, abandonó el partido cuando ella más necesitaba el apoyo de sus correligionarios.

Resultado: ella y el PAN cayeron al tercer lugar para regresar a los comicios presidenciales anteriores a 2000.

Se sintió humillada, pero sobre todo traicionada, abandonada.

PROBLEMAS SENTIMENTALES Y DE SALUD

Josefina Vázquez Mota fue primera en reconocer la victoria del priísta Enrique Peña Nieto.

Y del equipo de Peña Nieto la han buscado en un trato cordial y, quién lo dijera, en aras de contar con su participación en alguna posición gubernamental.

Las últimas oportunidades han sido diplomáticas.

Ha tenido varias citas con el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, como aquí se ha informado con oportunidad.

Pero de acuerdo a su entorno, ha decidido rechazar cualquier participación pública.

No nada más en el gobierno de Peña Nieto, donde alguna vez se visulmbró la posibilidad de darle la embajada de México en España, sino en la vida pública.

Está dedicada a atender problemas sentimentales, vive entre Nueva York –donde radica una de sus hijas- y el Distrito Federal, y algunas complicaciones de salud.

Hasta ahora ha participado en algunas actividades partidistas, donde muchos simpatizantes suyos le han pedido participar más activamente y luchar por la presidencia cuando a final de año deba irse Gustavo Madero.

No ha decidido si se postula, pero su estado de ánimo y su salud no ven previsible su regreso formal.

Las razones son mútliples: no tiene grupo, no pertenece a ninguno de los dos bandos de la polarización –el calderonista y el maderista- y menos con fuerza para enfrentarse a quien más ha avanzado en la búsqueda de ese cargo, el guanajuatense Juan Manuel Oliva.

Por ahora lo sentimental es prioridad de la ex secretaria de Educación Pública.

Y no va bien, lamentablemente.

POLICIA EN EL DF A SEMEJANZA DE ESPAÑA

La policía del Distrito Federal está por tomar un nuevo rumbo.

Cuando eso suceda, usted podrá compararla con la Policia Nacional de España, a donde acudió Miguel Mancera para entrevistarse con los jerarcas de la seguridad pública.

Tras asistir a la entronización de Jorge Bergoglio para convertirlo en Papa Francisco, el jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF) acudió a España y ese hecho escandalizó a la oposición panista y priísta, al grado de pedirle informes y justificación de gastos.

Gastos, aclara Mancera, no los hubo porque él pagó de sus recursos.

Pero el informe está en elaboración y calificará de fructífero su viaje España, donde además de los jefes policiacos se entrevistó con alcaldes de las comunidades de Castilla-La Mancha y de Madrid.

¿Quién organizó ese viaje?, han preguntado políticos de diverso signo.

Lo encuentran en la oficina anexa del propio Mancera: su secretario particular Luis Serna.

Eso no le quitará el descuento de salarios por los cinco días empleados en le viaje a Roma y Madrid.