* Meta: alta participación con distinto objetivo
* PRI: aplacar al Peje con 20 millones de votos
Una guerra de estrategias se da estos días, en el silencio impuesto por la ley.
Los siete partidos en liza, solos o en coaliciones, reúnen sus últimos recursos en torno a sus estrategas electorales, sus mañas, sus operadores, para obtener las mejores cuentas en las votaciones del domingo.
Todos van tras la mayor participación posible, pero bajo distintas perspectivas:
El PRI intenta confirmar el vaticinio de las encuestas con metas y diferencias.
La meta es superar los 20 millones de votos, equivalentes a 40 por ciento de los sufragios, para Enrique Peña.
Su movilización parte de una base largamente estudiada: la concurrencia a las urnas rondará entre 60 y 65 por ciento del listado nominal, para una votación efectiva de 48 a 52 millones de ciudadanos.
Si se consigue ese objetivo –María de las Heras le acredita 20.7 millones, con cuatro de ventaja sobre el perredista Andrés López-, el triunfo estará asegurado por amplio margen y dejaría sin pretextos al tabasqueño para montar su conflicto postelectoral.
Porque esa ha sido su constante:
Protestó en 1988 cuando lo venció Salvador Neme en Tabasco.
Montó el Exodo por la democracia tras ser derrotado por Roberto Madrazo en 1994, apoyado por Esteban Moctezuma.
De 2006 ni hablar: todo México escuchó el desconocimiento de los resultados, su “¡al diablo con sus instituciones!” y su plantón en el corredor Zócalo-Madero-Paseo de la Reforma.
EL MITO DE IZQUIERDA Y DERECHA CONTRA EL PRI
Panistas y perredistas van también tras una alta participación.
Desde siempre han manejado una teoría: la única forma de vencer a los candidatos del PRI es con elevada asistencia de gente a las urnas.
El ejército de Andrés López ha hecho varios ensayos y, aunque no lo revelen a los medios de comunicación, sus números no les dan.
Su voto duro, suma de simpatizantes propios y del PRD, PT y MC, apenas darían al Peje unos 13 millones de votos.
Con mucha operación y respaldo de mandatarios perredistas –por ejemplo las esperanzas están puestas en Marcelo Ebrard para ganar Morelos y sacar el mayor colchón en el Distrito Federal- podrían agregar algunos milloncitos.
Insuficientes para ganar pero suficientes para asegurar el segundo lugar nacional, tener representaciones significativas en las cámaras federales y asegurar altas prerrogativas para actividades políticas futuras.
Ese dinero será la base de sostenimiento del Morena, cuyos recursos y legalidad fiscal están en duda, igual que Honestidad Valiente.
Dos organizaciones de López.
PAN Y GOBIERNO NO SE RESIGNAN AL TERCER LUGAR
En el gobierno de Felipe Calderón no se han resignado al tercer lugar y creen poder remontar la desventaja de Josefina Vázquez con Andrés López.
Desventaja interpretada también como empate técnico por su levedad.
Sin embargo, está difícil.
Han desaparecido reservas tradicionales de votos como Jalisco y Morelos, donde el PAN no aspira siquiera al segundo lugar, y en Guanajuato los pronósticos de triunfo se han reducido a un dígito y quién sabe cómo le vaya a Vázquez frente a Peña.
Porque tal vez el panista Miguel Márquez derrote al priísta Juan Ignacio Torres Landa, pero su diferencia no será como se esperaba y las tendencias por la Presidencia de la República son otras.
Por eso la operación PAN-gobierno está en marcha.
PANAL: REGISTRO PROPIO Y TRIUNFO DE PEÑA NIETO
Diferente operativo es el del Panal.
O mejor dicho, varios operativos.
Uno de ellos está encaminado a asegurar los dos puntos necesarios de la votación efectiva para Gabriel Quadri, pero no por mucho margen.
Mayor será la búsqueda de votos para diputados y senadores del Panal.
En un buen día pueden rebasar los cuatro puntos o llegar a cinco, lo cual garantizaría grupos parlamentarios fuertes en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República.
¿Qué significa esto?
Sencillo: maestros y huestes de Elba Esther Gordillo actuarán conforme a las necesidades, forma eufemística de llamarle voto diferenciado para asegurar tres cosas: registro del partido propio, triunfo de Enrique Peña y buenas representaciones camarales.
A esto dedicarán los partidos los tres días previos a las elecciones.