Washington.- Hace algunos días, casi al mismo tiempo que Alexander Wong y Johnny Shinns inauguraban la primera sucursal de weGrow a menos de 10 kilómetros de la Casa Blanca —una tienda especializada en el desarrollo de la hidroponia que ha permitido el avance de cultivos domésticos de mariguana en distintos puntos de estados de Estados Unidos—, un comando de agentes federales irrumpía en la ya conocida como la Universidad de la Mariguana en Oakland, California.
Con una diferencia de aproximadamente 48 horas, este par de incidentes han sacado a relucir las contradicciones de la guerra que libra la administración del presidente Barack Obama contra el cultivo y la comercialización de la mariguana a nivel estatal.
Como las caras cambiantes de un rubicón que es imposible resolver, la lucha que libra la Casa Blanca es hoy reflejo de una realidad dispar en la que el gobierno federal intenta, sin demasiado éxito, resolver el terrible dilema que le plantea el avance de la legalización de la mariguana con fines medicinales en 16 estados de la Unión Americana y su política de “cero tolerancia”, que mantiene a rajatabla para no herir las susceptibilidades de países como México que han pagado un precio muy elevado en su lucha contra el tráfico de drogas.
Cuando los vecinos de la Rhode Island Ave —una de las arterias principales que conectan el centro de Washington y sus principales instituciones— escucharon los planes de Wong y Shinns de establecerse en un barrio de clase media con una sucursal de weGrow, una marca identificada con el cultivo de la mariguana, los rumores corrieron como reguero de pólvora.
“Hemos tenido a mucha gente y todos nos hacen la misma pregunta. ¿Venden mariguana? Nosotros les respondemos que no. Que lo único que vendemos son fertilizantes y el equipo necesario para cultivos de hidroponia”, aseguró Alexander Wong, un avispado empresario de no más de 32 años con un impresionante historial en el sector financiero y bancario en la costa este de Estados Unidos.
“Nosotros no le decimos a la gente lo que pueden o no pueden sembrar. Sólo les asesoramos y les vendemos el equipo y los fertilizantes”, dijo a su vez su socio Johnny ShinNs, un simpático empresario de 30 años especializado en el manejo de nuevas tecnologías y mercadotecnia.
El prometedor negocio de Wong y Shinns ha comenzado a florecer en un barrio de clase media que encorseta el casco urbano de esta capital y donde son mayoría las familias hispanas o afroestadounidenses.
Un local de apenas 200 metros cuadrados y un estacionamiento para no más de 10 vehículos, se ha convertido en un hito; en una “pica en Flandes” del movimiento a favor del cultivo y la legalización de la mariguana a sólo unos bloques del Capitolio y la Casa Blanca.
Durante sus primeros días de operaciones, los grupos de jóvenes han sido los más entusiastas y quienes más se han interesado por las lámparas y los sistemas de riego que permiten recrear las condiciones óptimas para cualquier tipo de cultivo.
“Ellos son algunos de mis primeros clientes”, aseguró Wong con un aire de orgullo, mientras explicaba a dos jóvenes afroestadounidenses de no más de 22 años el funcionamiento de lámparas que imitan la labor del Sol en cultivos bajo techo y en espacios reducidos.
En medio de una oleada de acciones e iniciativas a favor y en contra de los cultivos y la comercialización de la mariguana con fines medicinales, la administración de Barack Obama ha decidido endurecer los operativos para tratar de contener un movimiento que nació hace ya más de dos años en Oakland, California, para presionar a favor de la legalización de drogas como el cannabis en todo el país.
Como respuesta a este tipo de redadas y operativos, una coalición de congresistas estatales de California, Washington, Nuevo México, Arizona y Maine, entre otros, exigieron la semana pasada a la Casa Blanca no interferir en la aplicación de legislaciones estatales que ya regulan el cultivo y la comercialización de la mariguana con fines medicinales.
“Los Estados que han legalizado la mariguana con fines médicos, han elegido este camino con fundamento en la ciencia, la razón y la compasión”, aseguraron los legisladores estatales en la carta que enviaron al presidente Obama tras la redada practicada por agentes federales contra la llamada Universidad de la Mariguana, en Oakland.
Actualmente, plantar, vender o distribuir comercialmente cannabis es ilegal, según la legislación federal y la administración Obama ya ha advertido que se opone a toda forma de legalización a nivel federal a pesar de que, como candidato a la presidencia, prometió que no interferiría en la implementación de leyes estatales que ya regulan su cultivo y comercialización.
Desde hace dos años, el Distrito de Columbia se sumó a la lista de 16 Estados que permiten el cultivo y la comercialización de la mariguana con fines medicinales. Tras una batalla que duró casi 15 años, las autoridades locales le dieron el banderazo de salida a los cultivos de mariguana y a locales que permitirán su comercialización con fines medicinales.
“Por eso, nosotros hemos decidido que este es el mejor momento de abrir una sucursal en la capital”, se limitó a decir Wong sin reconocer abiertamente que su negocio podría facilitar la expansión de cultivos domésticos de mariguana.
Hace casi dos años, los fundadores de la empresa weGrow anunciaron desde su base de operaciones en Oakland su intención de crear la primera cadena de supertiendas de mariguana en régimen de franquicia, con la apertura de 75 establecimientos en los primeros dos años.
El salto de la empresa a nivel nacional, se puso como objetivo la apertura de al menos 20 locales en el primer año.
“Nuestra intención es convertirnos en una cadena nacional al estilo de Best Buy o WalMart, aseguró en aquel entonces a EL UNIVERSAL, Michael Hunt, portavoz de esta emergente empresa desde la costa oeste de California que abrió por primera vez sus puertas en enero del 2010.
Desde entonces la batalla contra la mariguana se ha convertido en una piedra en el zapato para Barack Obama. En una guerra impopular que, sin embargo, se ha visto obligado a librar para no perder su menguante autoridad moral frente a un país como México que sigue poniendo una elevada cuota en términos de vidas y estabilidad política y social, mientras los cultivos de mariguana se multiplican desde los fértiles campos de California hasta las improvisadas parcelas que ciudadanos de a pie han descubierto como una prometedora fuente de ingresos.
Agencia El Universal