La Madonnina alcanza los 108,50 metros, el punto más alto de la catedral de Milán, aunque en este plano contrapicado parece estar a menor altura que las dos estatuas de santos.
Su aspecto dorado y sublime combina perfectamente con el cielo crepuscular que captó el fotógrafo Antonio Calanni durante la madrugada del 30 de abril, un día antes de la inauguración de la Exposición Internacional de Milán de 2015, que está mostrando al mundo una ciudad completamente renovada, con algunos de los rascacielos más altos de Italia.
Realizada en cobre dorado, la estatua representa a la Virgen María con la mirada hacia el cielo y los brazos abiertos, implorando la protección y bendición de Dios sobre la ciudad.
En su brazo derecho se apoya una alabarda que en realidad camufla un pararrayos. La Madonnina fue ultimada en 1773, pero hasta octubre de 1774 no fue colocada sobre la aguja mayor debido al temor que despertaron los rayos y el viento. Desde entonces funciona como una imagen protectora para los milaneses.