Ha encontrado una morada cómoda; en cada casa de seguridad, en cada narco fosa, en cada familia que pierde la esperanza, en cada ciudad perdida, en cada tecnócrata insensible, en cada ciudadano pasivo rodeado por el miedo, en cada muerto en vida.
Estos días que recordamos a nuestros muertos no saben a melancolía, saben a dolor, a silencio, a la impotencia de saber que no debieron morir, no hoy, no así, no a causa de una guerra fallida.
Y a pesar de tanta tragedia parece que aún no logramos comulgar en la comunión del dolor, aún no nos percatamos que el dolor del otro es nuestro, que en cada ejecutado hay toneladas de sueños enterrados, arrancados, masacrados, olvidados.
Pero a la vez se vale honrar a nuestros muertos que son Bajas Colaterales de la guerra de la vida (que no la de Felipe), aquellos que partieron antes de que se pusiera negra la película.
¿A quién vas a recordar estos días lector? Revivirás en tu memoria toda la vida compartida con aquellos que ya se fueron a la pachanga mayor, los que ya no sienten risa al ver a Codero, ni tienen que aguantar al Nuevo PRI, pero que al mismo tiempo ya no están para darte esos consejos que tanta falta te hacen, para brindarte esa mirada, esos besos, ese abrazo.
Imagina lo que ha de ser ese mismo vacío que sientes, pero aunado al hecho de no saber si está muerto o no porque lo levantaron, no tener la más remota idea de si está en una narco fosa o botado en un paraje olvidado, o simplemente saber que murió brutalmente masacrado por un muerto en vida.
Esta es la realidad para miles de mexicanos, de centroamericanos, de seres humanos que están pagando con la vida de los suyos la nula voluntad de la Clase Política para asumir a cabalidad (que no con armas) la responsabilidad que tienen de depurar la podredumbre del Estado, de ir al encuentro con el otro para rescatar lo que queda de México, que aún es mucho.
Es por esto que este Día de Muertos, guardaré un minuto de silencio no solo para recordar a mis comanches que ya me esperan del otro lado, sino también en honor de todas aquellas personas que han perdido algún bien, un ser amado, o simplemente la esperanza derivado de la incapacidad y la nula voluntad de nuestra Clase Política para escuchar el dolor de la Nación y cambiar el statu quo que únicamente los beneficia a ellos, hasta que nuestra realidad también sea la suya.
En honor a ellos, en honor a nuestros muertos, en honor a los que seguimos luchando en vida, en tu honor lector.
Clase Política: No te importamos, no nos importas. ¡2 de julio votamos en tu contra! LVIII
metanoiamx.wordpress.com
rodolfo.castellanos@rcmultimedios.mx