‘La muerte niña’, exposición en el MRHA

Aguascalientes, Ags.- A mitad del siglo XIX y principios del XX se volvió una práctica común retratar cadáveres de niños, a fin de conservar un recuerdo de su corta vida y celebrar su “partida al cielo como angelitos”, ya sea vestidos de santos o en representaciones de escenas cotidianas en las que simularan estar vivos; esta expresión fotográfica fue llamada “La Muerte Niña”.

Bajo ese título se presenta una exposición en el Museo Regional de Historia de Aguascalientes (MRHA), donde permanecerá hasta febrero próximo; está integrada por cerca de 50 obras, la mayoría tomadas por el célebre retratista guanajuatense Romualdo García Torres (1852-1930), cuyo acervo forma parte de la fototeca que lleva su nombre, en el Museo Regional de Guanajuato “Alhóndiga de Granaditas”.

La constante realización de estos retratos se debió, entre otros motivos, al alto índice de mortandad infantil de aquella época; sin embargo, actualmente este estilo fotográfico ha continuado ya que existen algunas comunidades que aún lo practican, como los municipios de Pinos, en Zacatecas, y Cosío, en Aguascalientes.

La muestra, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), delegación Aguascalientes, ha itinerado alrededor de cinco años y en esta ocasión fue enriquecida con una veintena de fotografías que forman parte del Archivo Histórico de Aguascalientes, así como de colecciones particulares de esa misma entidad, de Jalisco y Zacatecas.

De acuerdo con Darío Menchaca de la Torre, director del MRHA, “las fotografías de esta exposición hablan de la celebración de la muerte de un niño, porque la idea es que el infante al estar libre de culpas y pecados se iba ‘directo al cielo como angelito’”.

Este ritual conocido como “La Muerte Niña”, dijo, surgió en Europa, y llegó a América durante la época colonial (siglo XVII). En la primera mitad del siglo XIX, a través de la pintura se representaba a los pequeños difuntos de tres maneras: como angelitos, como si estuvieran vivos y llegando al cielo.

Fue en la segunda mitad de esa centuria que dicho formato fue sustituido por la fotografía, toda vez que se convirtió en el único medio utilizado para retratar a niños muertos, porque era más económico que la pintura, y por ende era accesible para la clase media.

En los retratos, el menor aparecía solo o acompañado por un familiar; o en ocasiones era colocado en la representación de una escena cotidiana en la que pareciera continuar con vida, comentó Menchaca de la Torre, curador de la muestra.

“Generalmente, los niños difuntos eran ataviados como santos, por ejemplo San José, el Sagrado Corazón, o la Virgen de la Inmaculada Concepción; los vestían con trajes blancos o sus mejores ropas para la ocasión, posteriormente eran colocados sobre un tipo altar cubierto con una sábana blanca, finalmente los coronaban con flores de azahar y rodeaban con rosas, azucenas y nubes.

“Esa mortaja, elaborada por los padrinos de bautismo, era considerada sagrada, porque exaltaba la pureza del ser que murió. En la comunidad se lanzaban cohetes que anunciaban la celebración, pues ‘había en el cielo un nuevo ángel’”, explicó Darío Menchaca.

En el caso de México, hubo varios fotógrafos con importantes colecciones fotográficas de este tipo, tal es el caso de Juan de Dios Machain, jalisciense de quien se conocen más de 100 imágenes, y José Bustamante Martínez, de Zacatecas, quien dedicó gran parte de su trabajo a esta expresión visual.

En Guanajuato, Romualdo García Torres —uno de los máximos exponentes de la fotografía post mortem en el país— llegó a tomar cientos de retratos, su obra es tan amplia que en ella también dejó huella de la vida cotidiana de la sociedad mexicana de hace poco más de un siglo.

“En el caso de Aguascalientes, existen destacadas evidencias fotográficas del ritual de ‘La Muerte Niña’, sin embargo aún no se ha determinado el nombre de los autores de estos retratos.

“Se dice que el auge de esta práctica se debió a los altos índices de mortandad infantil de la época, por ejemplo, en el Archivo Histórico de Aguascalientes, las actas de defunción en su mayoría correspondían a niños que morían entre los primeros meses de vida y hasta los 5 años de edad, principalmente por enfermedades como viruela, diarrea, fiebre, pulmonía, entre otras”, explicó el titular del MRHA.

La exposición está integrada por más de 50 fotografías, alrededor de 35 pertenecientes a Romualdo García, el resto de colecciones particulares, del archivo histórico de la entidad, y acervos de Zacatecas y Jalisco, cuyos autores son anónimos.

“Estas fotografías fueron tomadas en un periodo comprendido entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX; sin embargo, hay algunas más recientes de las décadas de los 50, 60 y 70, de ésta última destaca una perteneciente a la comunidad de Colotlán, Jalisco, por ser el único retrato a color de la muestra.

“Además, como parte del montaje se realizó la reproducción a tamaño natural de un estudio fotográfico con un ‘angelito’ a punto de ser fotografiado; se trata de una escultura en cera de una niña difunta. Dicha recreación y las fotografías se acompañan de cédulas introductorias, un video y un audio, elementos que renovaron la antigua museografía con la que se había exhibido en otros recintos”, explicó Menchaca de la Torre.

La curaduría original de la muestra es del etnohistoriador Samuel Villela, y se realizó otra complementaria para enriquecer el carácter regional, a cargo de Darío Menchaca y Mario Palacios, del Centro INAH Aguascalientes.

La exposición La Muerte Niña seguirá en exhibición hasta febrero próximo en el área de exposiciones temporales del Museo Regional de Historia de Aguascalientes, ubicado en calle Venustiano Carranza 118, Centro Histórico. Horario: martes a domingo de 9:00 a 18:00 horas. Costo: 37 pesos.

Entrada gratuita para niños menores de 13 años, estudiantes y maestros con credencial vigente; adultos mayores de 60 años, jubilados y pensionados. Domingos entrada gratuita a público nacional y a extranjeros residentes en México (con identificación vigente, IFE o FM correspondiente).