Las Islas del Callao, reserva natural en Perú

A orillas de Lima, y oculta casi siempre tras una densa neblina, se esconde toda una reserva natural integrada por unas islas en las que viven miles de lobos marinos, una comunidad de pingüinos en peligro de extinción y varias especies de aves.

Es la provincia constitucional del Callao, la misma en la que se ubican el puerto y el aeropuerto limeños, la que alberga el conjunto natural, formado por varias islas áridas, entre las que se encuentra la de San Lorenzo, la más grande del litoral peruano, explica el guía Jorge Ubillas.

Las Islas del Callao ofrecen los mismos encantos que la turística Reserva Nacional de Paracas, situada a tres horas de Lima y, sin embargo, sigue siendo un atractivo desconocido que empieza ahora a explotarse con viajes en catamarán.

Las ínsulas no siempre pueden divisarse desde tierra firme, especialmente en época invernal, porque la niebla, una característica más de la costa peruana, las esconde en la inmensidad del océano Pacífico y sólo permite intuirlas.

El azul del agua contrasta con el negro y blanco de las rocas, sobre las que el de Marzo bate con fuerza, así como con los tonos pardos y cobrizos de las islas, desde las que se divisa un puerto en actividad frenética.

Tras más de una hora de navegación, los saltos de unos animales en el agua, unos sonidos graves y un intenso olor fecal anuncian la proximidad de una colonia de unos cinco mil lobos marinos, que han colonizado los llamados Islotes Palomino.

Los lobos marinos macho se encuentran en lucha constante para, por ejemplo, preservar su territorio. Mientras tanto, las hembras trasladan a las crías a un islote contiguo, llamado «isla guardería» , para protegerlas de las peleas de los machos.

Simultáneamente, aves como el piquero peruano, la gaviota o el cormorán de patas rojas sobrevuelan los islotes, caracterizados por unos muros en los que se acumulan capas y capas de guano, excrementos de estas aves usados como fertilizantes.

La ingente cantidad de peces ocultos bajo el mar, amenazados por la pesca industrial, son alimento para las aves y lobos marinos, estos últimos capaces de ingerir hasta 80 kilogramos de peces por día en época de abundancia, dice Ubillas.

Ser el único entorno natural frente a la costa de Lima con un ecosistema de aves guaneras es una de las características, junto con la presencia de restos arqueológicos, que dotan de importancia a estas islas, destaca Renzo Rubini, gerente de una de las empresas de catamaranes.

No lejos de Palomino, emerge un segundo islote, el de Cavinzas, colonizado por unos 400 pingüinos de una especie en peligro de extinción, lo que obliga al guía a aparcar por un momento el micrófono y a hablar en voz alta.

La presencia de estas aves no voladoras en una zona próxima a los trópicos no sería posible sin la corriente de agua fría llamada Humboldt, nombre del científico alemán Alexander von Humboldt que la describió en una de sus obras y que, además, da nombre a esta especie de pingüinos.

De las otras dos islas, la de San Lorenzo y El Frontón, Ubillas cuenta historias legendarias de corsarios, como una del famoso pirata inglés Francis Drake, así como de prisioneros de un centro de máxima seguridad clausurado, hace unos 25 años, tras la muerte de más de un centenar de terroristas en un duro combate con militares.

Por ejemplo, explica que San Lorenzo además de ser un refugio privado del presidente peruano de turno, alberga restos arqueológicos y ahora apenas recibe la visita de aves por la base militar que ahí han establecido las fuerzas marinas peruanas.

Belleza paisajística, misteriosas leyendas y acontecimientos de la historia de Perú son algunos de los ingredientes que ofrecen las islas del Callao, una joya natural infravalorada hasta ahora pero sobre las que ya pesa la amenaza de varios proyectos turísticos.