México.- Dice Élmer Mendoza que decidió ser escritor una madrugada de 1977, que pero pasaron 21 años y ocho meses parea que publicara su primera novela, Un asesino solitario, dice también que poco a poco se fijo tres metas: tomar al toro por los cuernos, escribir la línea que nadie ha escrito y tener voluntad de estilo, consejos que tomó de escritores: Fernando del Paso, el poeta Abutalid y Gonzalo Celorio, en ese orden.
El escritor nacido en Culiacán, Sinaloa en 1949 y colaborador de EL UNIVERSAL, dice también que con los años y persiguiendo esas tres metas, fue alcanzando verdades: que cada autor es un sistema de escritura, que hay que crear una literatura que toque las fibras más sensibles, crear personajes que se vuelvan entrañables, que hay que tener la escritura como laboratorio y la literatura como arte.
Élmer Mendoza, el autor de El amante de Janis Joplin, Cóbraselo caro, Balas de plata y Efecto Tequila, dijo todo esto y mucho más de su proceso creativo durante su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, como académico correspondiente en Culiacán, Sinaloa.
«Escribiendo ‘Un asesino solitario’, en alguna página, comprendí el asunto del ritmo, del tono y que de momento no podía del texto el lenguaje popular. No una decisión, simplemente lo supe», señaló el narrador durante su discurso en el que habló de sus años forjándose como escritor.
Felipe Garrido, recién celebrado como Premio Xavier Villaurrutia celebró la escritura de Mendoza, lo definió como un escritor que tomó el toro por los cuernos, celebró su lenguaje popular tomado de la calle y dijo: «Quién decide cómo debe ser el lenguaje, no la academia, sino los hablantes».
El aplauso al nuevo académico de la lengua fue unánime en una sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y ante el escritor que no se pensaba con mérito pues apenas tiene seis novelas publicadas y la séptima en proceso.
Agencia El Universal