Lo que el bosque te da y no ves

Cuando los bosques se talan y deforestan, perdemos biodiversidad, y con ella los productos del bosque importantes para la economía y sustento de la vida en las comunidades. La pérdida de la capa de vegetación disminuye la capacidad productiva del campo y se crea la necesidad de desmontar nuevos terrenos donde antes había bosques. Las inundaciones, la reducción en la cantidad y calidad del agua, y el flujo esporádico de los ríos afectan el abasto de agua potable en las ciudades, lo que además puede agudizar el riesgo a algunas enfermedades como el dengue, o gastrointestinales, como el cólera y la tifoidea.

Algunos de estos servicios que ofrecen los bosques y selvas, y que hacen posible la vida son:

la captura, retención, purificación y distribución de por lo menos tres cuartas partes del agua dulce disponible para la humanidad, es decir, el agua que usamos para beber, asearnos y preparar nuestros alimentos;
el adecuado equilibrio de los gases que componen la atmósfera: liberan el oxígeno que respiramos y absorben el bióxido de carbono (que es el principal gas de efecto invernadero en la atmósfera y cuya acumulación excesiva por la actividad humana está provocando el calentamiento global), y que además nos permite vivir bajo una temperatura tolerable y nos protege de la fuerte radiación del sol;
la regulación del clima local, regional y global;
la formación y retención del suelo fértil, para cultivar nuestros alimentos y los de nuestros animales, tarda cientos de años en producirse en los bosques y selvas; cuando estos se talan, ese suelo rico en nutrientes se pierde o se deslava con las lluvias;
la mitigación o amortiguamiento de fenómenos climatológicos extremos (como inundaciones y tormentas, cuya frecuencia e intensidad han aumentado con el calentamiento global);
la producción y mantenimiento de la biodiversidad, porque es la fuente de donde obtenemos todos los recursos naturales que sustentan nuestra vida. De los bosques y selvas obtenemos una serie de productos o bienes ecosistémicos como combustibles (leña, carbón), diferentes tipos y calidades de madera (para diversos fines como papel, tablas, leña, juguetes, muebles, adornos), materias primas para usos industriales (resinas, caucho, ceras, lacas), plantas medicinales e ingredientes activos para las medicinas de patente, fibras naturales, frutos, hongos, plantas de ornato, carne y piel (de animales de caza locales que son importantes para la alimentación de las personas que viven en los bosques o incluso para la caza deportiva), entre otros;
otros servicios no tan conocidos como la polinización: buena parte de los frutos que constituyen la base de nuestra alimentación dependen de la vida y reproducción de numerosos insectos y aves que son polinizadores;
y además de todos estos estos servicios, los bosques y selvas también nos proporcionan paisajes hermosos en los que podemos disfrutar, divertirnos, relajarnos.
Los servicios que nos regalan los bosques no se venden o compran en los mercados, no tienen precio y todavía en nuestros días no son suficientemente valorados. La mejor forma en que podemos ayudar a impedir la deforestación y el deterioro de nuestros bosques y selvas, es ser conscientes de lo importantes y necesarios que son para todos nosotros, y valorar toda la riqueza y beneficios que nos dan. Además debemos apoyar a la gente que vive en ellos, que los cuida, los protege y los maneja.

Los bosques y selvas son ecosistemas hermosos, complejos y diversos, una vez que se han perdido no podremos hacerlos “aparecer” tal y como eran antes.