La producción de la Royal Opera House del Macbeth, de Verdi, que firma Phyllida Lloyd, ha vuelto al teatro de Covent Garden para su segundo «revival» y podrá verse fuera de Londres, al ser proyectada en directo a 450 cines de más de una veintena de países, entre ellos España, el próximo 13 de junio.
Se trata de una puesta en escena de ambiente claustrofóbico, reducida a su esencia y cargada al mismo tiempo de simbolismo, en la que prácticamente los únicos colores son el negro, siempre dominante, el blanco, el rojo de la sangre y el dorado característico de la realeza.
Una gran jaula dorada envuelve a Macbeth y a su esposa, una luz atraviesa de pronto diagonalmente el escenario como un relámpago para significar una daga, mientras que de una de las paredes negras como tabletas de chocolate entre las cuales se desarrolla la trama sale un grifo en el que el matrimonio asesino intenta en vano lavar sus manos ensangrentadas.
Las brujas, muy numerosas, vestidas de negro y todas ellas cubiertas con turbantes rojos, realizan un baile demasiado cuidado en su coreografía y la puesta en escena resulta en ocasiones un tanto plana y carente de suspense, incluso en las escenas de las apariciones, y en algún momento incluso risible.
Al frente de la orquesta, Antonio Pappano, que este año ha obtenido varios premios, entre ellos un Classical Brit Award, dirige con energía y especial atención a las necesidades de los cantantes, una partitura que no está precisamente entre las mejores o las favoritas del público del gran compositor italiano.
La estrella de esta ópera de Verdi, aún por encima del personaje del título, es sin duda lady Macbeth, a la que interpreta por primera vez la ucraniana Liudmyla Monastyrska, una cantante dotada de un instrumento vocal poderosísimo que le sirve muy bien para expresar toda la furia de ese rol tan exigente de soprano dramática con coloratura.
Aunque no sea para algunos críticos el barítono verdiano ideal, el británico Simon Keenlyside compone un Macbeth trágico, mientras que el bajo estadounidense Raymond Aceto y el tenor greco-norteamericano Dimitri Pittas cumplen perfecta y respectivamente como Banquo y Maduff.
La Royal Opera House se muestra muy satisfecha con el proyecto, iniciado hace tres años, de llevar a los cines de todo el mundo producciones como esta de Macbeth, que estará en cartel en días diferentes hasta el 18 de junio, y así para la próxima temporada anuncia nueve títulos, cinco de ellos en directo y cuatro recientes.
Serán producciones de óperas famosas interpretadas por conocidas estrellas como Angela Gheorghiu, Joyce DiDonato, Eva Maria Westbroek, Anja Harteros, Jonas Kaufman, Bryn Terfel, Vittorio Grigolo, Dmitri Hvorostovsky, bajo la dirección de Pappano y otros maestros como John Eliot Gardiner o Mark Elder.
Los títulos previstos son el Fausto, de Gounod, Adriana Lecouvreur, de Francesco Cilea, Tosca, de Puccini, Cendrillon (La Cenicienta) , de Jules Massenet, Il Trittico (Il Tabarro, Suor Angelica y Gianni Schicchi) , de Puccini, Rigoletto, de Verdi, además de algunos ballets como Romeo y Julieta, coreografiado por Kenneth MacMillan o La Fille mal gardée, en la coreografía de Frederick Ashton.
Agencia El Universal