Una ovación de pie entre los asistentes al Plaza Condesa cinceló una emotiva jornada donde la gitana María del Mar Moreno brilló con luz propia con una bella exhibición del flamenco tradicional, que por momentos hizo borrar las fronteras y unir los sentimientos de hermandad entre México y España que permanecen perenes con el trascurrir del tiempo.
Como un constante in crecendo, María del Mar nos llevó de una dura crítica contra el machismo que prevalece en nuestras sociedades en pleno Siglo XXI hasta un emotivo homenaje a las mujeres que la han acompañado, influido e inspirado en su universo creativo desde Frida hasta Chavela Vargas.
Ahí, en la segunda parte de la obra “De Cal Viva el Corazón” cuando las notas de la Llorana entonadas por los guitarristas Santiago Moreno y Malena Hijo inundan el auditorio junto con el zapateado de María del Mar surge la magia que nos hermana con España. Nunca tan lejos ni tan cerca. Los dos países reunidos en su esencia como uno solo. Unidos por la música y el baile flamenco de la bailadora que desborda con su pasión y un zapateado rítmico y frenético al mismo tiempo…
En esa noche mágica hay espacio también para los varones y Sebastián Sánchez cautiva con su expresividad corporal y depurada técnica sobre el tablao mientras Antonio Malena luce al interpretar todas las canciones de la obra con un sentimiento gitano que hace vibrar al auditorio.
No hay un mejor epilogo para esta obra que escuchar también con la guitarra flamenca la canción de José Alfredo Jiménez, “No me amenaces” para sintetizar el sentimiento de libertad ante un machismo que sigue dominando en todas las esferas del mundo.
María del Mar se va del escenario en medio de los aplausos, pero se queda en la mente de todos con la magia que por momentos nos hizo sentir nuestras raíces gitanas. México y España están unidos por siempre. Gracias María por recordárnoslo.