Mariposas amarillas, obra para salterio y piano del compositor Eduardo Soto Millán, inspirada en la obra de Gabriel García Márquez, fue estrenada el pasado viernes en el Auditorio del Centro de las Artes de Querétaro, como parte de las actividades del sexto Encuentro Internacional de Salterio.
A manera de introducción de su pieza, el autor refiere: “Una parte de mí me la dio la obra de Gabriel García Márquez. De alguna forma crecí con las mariposas amarillas y la sutil sensación de su luz y su entorno. Es por ello que esta obra dedicada al Dueto Dulcemelos nació así hoy, o tal vez desde hace mucho, pero no es sino ahora que toma cuerpo etéreo, junto como aquella luz similar a la de Alejandra Barrientos y Héctor Larios, y su maravillosa labor musical y humana.
Tras aclarar que este trabajo no es un intento por recrear la obra de García Márquez, especificó: “Es más bien, y con la sencillez de su lenguaje, un modesto homenaje puesto en sonidos y silencios”.
Al ser entrevistado dijo que en el momento de recibir la invitación para escribir otra obra para salterio ocurrió el fallecimiento del notable escritor y de manera inevitable la obra se volcó a ser un homenaje del músico al literato. “El legado de este autor nos pertenece a muchos de alguna manera y no nos queda sino agradecer lo valioso que en ello encontramos”.
Para explicar con palabras lo que expresó en notas musicales, añadió: “es como cuando nos encontramos en un espacio apenas iluminado por una sutil luz y jamás nos damos cuenta de ella hasta que se apaga. Al oír la noticia sobre la muerte de Gabo entonces me di cuenta de lo que realmente había significado durante muchos años en mi vida. Por supuesto que con mi trabajo no intento parafrasear de alguna manera o hacer referencia especial a la obra de García Márquez, más bien es algo muy mío, son mis propias mariposas amarillas, una obra íntima y etérea, valga la redundancia, porque la música en si es inasible”.
¿Qué significó en tu juventud la lectura de Cien años de soledad?
– Yo no hablaría en pasado, sino en lo que ha significado desde la juventud hasta ahora, con una necesidad de volver una y otra vez a su lectura y esa es la genialidad de García Márquez, que nunca lo dejas y cada lectura nos vuelve a maravillar, eso es lo que percibimos como arte, yo aspiro a lograrlo algún día con una obra.
¿Antes habías hecho música a partir de la literatura?
– Si, aunque no con mucha frecuencia ni de manera tan directa como ahora. Me habían motivado textos de Octavio Paz, Carlos Fuentes o Vicente Aleixandre; pero también por la influencia de las artes plásticas, por admiración a la obra de Joan Miró y Alexander Calder, quien hizo una valiosa aportación con los móviles, por la sutileza del movimiento que genera. Como te darás cuenta me gustan mucho las sutilezas, intento expresarlas en la música, de ir más allá de lo que se escucha, dejar algo más del posible placer estético. Mozart decía que cuando termina una pieza no se acaba la música, sino que tal vez allí comienza, ahorita estoy en eso.
Esta será la tercera pieza para salterio que escribe Soto Millán, lo que hace suponer que ya está más familiarizado con el instrumento. Al respecto señaló: “concibo al salterio como un instrumento de percusión; para la siguiente obra voy a utilizar el cimbalom, salterio, acordeón y piano, para que sea interpretada por Alejandra Barrientos, Héctor Larios y sus hijos, Emanuel y Alejandro. Respondiendo a la pregunta, sí estoy familiarizado con el salterio y voy a hacer una obra familiar.
Por último, dijo que su trabajo con el salterio se da desde una posición contemporánea, aunque sea un instrumento muy antiguo, pero a la vez muy nuevo. “La novedad está en cómo se utiliza, abordarlo de manera distinta dentro de sus posibilidades y no sé si este movimiento de revaloración del instrumento que se está dando en Querétaro conlleve una modificación mecánica de sus características, por lo pronto hay obras que utilizan el salterio de una manera no ortodoxa, porque el instrumento lo permite”.