México, D.F.- Más de 200 especies de aves migratorias aprovechan las condiciones de viento, alimento y ecosistemas del país en su tránsito hacia otras regiones a través nuestros corredores biológicos.
El titular de la Semarnat, Juan Rafael Elvira Quesada, comentó que las aves requieren hábitats de calidad en sus rutas migratorias, para descansar y reabastecerse en sus sitios de reproducción e invernación, por lo cual las evidentes interrelaciones entre las aves y los ecosistemas obligan a los países a trabajar coordinadamente, fortaleciendo alianzas con la sociedad civil y estableciendo nuevos instrumentos para la conservación de las especies residentes y migratorias.
Ante ello, expuso, la Semarnat considera necesario prevenir la pérdida del hábitat y su biodiversidad, por lo cual fomenta acciones para proteger y recuperar a las especies que corren mayor riesgo, como la creación de las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), elaboración de Planes de Manejo Tipo, aprovechamiento sustentable con beneficio social y económico de los lugareños, para fortalecer la transición al desarrollo sustentable.
Elvira Quesada informó lo anterior y refirió que Canadá, Estados Unidos y México desarrollan la Iniciativa para la Conservación de las Aves de América del Norte (NABCI) aplicando políticas públicas conjuntas y en cada país para la conservación y aprovechamiento sustentable de este grupo de organismos.
Mencionó asimismo el Plan de Manejo de las Aves Acuáticas de Norteamérica (NAWMP), que describe los alcances y objetivos y estable las directrices para resolverlos.
Destacó que México posee varios corredores biológicos que constituyen pasos migratorios para diversas especies, y uno de ellos es el Istmo de Tehuantepec que con sus vientos favorece el vuelo de las aves durante días completos.
Por su parte, Juan Pablo Dávila Sotelo, Enlace Técnico de la Dirección General de Vida Silvestre, dijo que por las características fisiográficas del territorio nacional y los vientos prevalecientes se han identificado cuatro rutas migratorias para las aves que atraviesan principalmente el Estado de México, Michoacán, Tlaxcala, Veracruz y Oaxaca. En estas dos últimas entidades se ubica el corredor biológico del Istmo de Tehuantepec.
Explicó que las aves migratorias de Estados Unidos y Canadá invernan generalmente en México y Centroamérica, a donde llegan por diferentes rutas, según su lugar de partida. Las del este lo hacen a través del Golfo de México o siguiendo el río Mississippi, las del oeste atraviesan las montañas Rocallosas en Estados Unidos y las montañas de México, en tanto que las del Pacífico van por la costa o por mar abierto.
“La época de las migraciones la determina el “reloj” interno de las aves que les indica la fecha del año en que deben volar a otros sitios con el fin de evitar climas adversos y escasez de alimento”.
Ejemplificó las grandes distancias que estas aves recorren con el caso de la golondrina del Mar Ártico y algunos chichicuilotes que viajan hasta 13 mil kilómetros. Para la golondrina del Mar del Paraíso, dijo, la preservación de los ecosistemas de la costa de Michoacán son de vital importancia para descansar y alimentarse durante su trayecto.
Un corredor biológico de gran importancia es el Cardel-Puerto de Veracruz-Istmo de Tehuantepec, también llamado “Río de Rapaces”, el cual canaliza de manera natural a millones de aves migratorias, particularmente aves de presa, en sus desplazamientos a lo largo del hemisferio occidental.