Washington.- En un intento por consolidar su sorpresiva ventaja en las encuestas y disipar cualquier duda sobre su posición en el espinoso tema de la inmigración indocumentada, el aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos, Newt Gingrich, acusó ayer al presidente, Barack Obama, de ponerse al lado de México al demandar a estados como Carolina del Sur por la promulgación de leyes antiinmigrantes.
“Claramente, el presidente Obama se ha sentido confortable al permitir que gobiernos extranjeros se sumen a demandas contra un estado de la Unión. Así es que sólo hay una forma de verlo: el presidente Obama se ha puesto al lado de México, mientras yo me pongo al lado de estados como Carolina del Sur”, dijo Gingrich, en alusión a las demandas que ha interpuesto la administración Obama contra la promulgación de legislaciones antiinmigrantes en estados como Arizona, Carolina del Sur o Alabama y a las que se ha sumado el gobierno de México bajo la figura de Amicus Curiae, “Amigo de la Corte”.
Hasta ahora, el gobierno de México ha decidido secundar las demandas interpuestas por el Departamento de Justicia contra una baterías de leyes estatales que han sido denunciadas por su carácter anticonstitucional y porque, en palabras del fiscal general, Eric Holder, “no sólo no resuelven el problema, sino que lo complican”.
A la posición de México se han sumado Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú, R. Dominicana y Uruguay.
El hecho de que esta coalición de países se haya sumado a las demandas interpuestas por la administración Obama no ha sido desaprovechada por un viejo lobo de mar como Gingrich, quien hoy se encuentra a la cabeza de las preferencias entre la base republicana.
“Ningún presidente de Estados Unidos tiene el derecho de ponerse del lado de extranjeros y menos contra el pueblo estadounidense y sus leyes”, dijo Gingrich, para enseguida rematar: “Entre nosotros podemos tener pleitos de familia, y eso está bien. Pero deberíamos tener muy claro que el pueblo de Estados Unidos no quiere tener a un presidente que se confunde a la hora de defender los derechos de su gente”.
La decisión de ir contra Obama en un tema tan sensible como el de la inmigración indocumentada, ha evitado una guerra abierta ante su principal contendiente, el ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, a quien muchos ya ven como el futuro ungido del Partido Republicano a la presidencia.
Romney suma apoyos
Justamente Romney recibió ayer el respaldo de varios congresistas de Florida, un estado con una gran población hispana y cuyos votantes podrían ser cruciales en las primarias del 31 de enero.
El gobernador por Texas, Rick Perry, se sumaba ayer a este peligroso ejercicio de radicalización hacia la extrema derecha, al conseguir el respaldo del polémico alguacil, Joe Arpaio, el villano detrás de muchas de las iniciativas y prácticas antiinmigrantes que se han extendido desde Arizona.
Por su parte, el aspirante republicano Herman Cain está “reexaminando” su postulación, después de un presunto nuevo escándalo de faldas, revelaron ayer medios. Según The Washington Post, el ex empresario le dijo a su equipo de campaña en teleconferencia que está estudiando si continuar o no en la carrera, algo que decidirá “a finales de semana”.
Agencia El Universal