Miguel Ríos se despide en el Auditorio Nacional

México.- Entre el blues, rock, energía, agradecimiento y actitud que a sus 67 años presume, Miguel Ríos encontró un espacio de reflexión para las más de 50 mil muertes que ha dejado la guerra anticrimen que sobrevive el país.

«Quiero dedicarles un poema del granadino Luis García Montero que incluí en mi disco Miguel Ríos 60, que escribió cuando se venía la guerra de Irak, cuando todo mundo estaba en contra, sus promotores insistían en ello. Ahora quiero dedicarla a los promotores de otra guerra que mantiene a la gente de este país que tanto quiero y que duele a su gente tan llena de alegría. Para ellos va esta oración laica», dijo el español al recitar a capela la pieza.

Una fuerte ovación otra vez se dejó escuchar desde lo alto del Auditorio Nacional, cuyos nueve mil presentes se hicieron uno solo, la noche del jueves, en la gira del adiós de los escenarios del cantante, quien protagoniza su tour Rock hasta el final.

El granadino hizo olvidar los 15 minutos de retraso que tuvo su presentación en el coloso de reforma para abrir su actuación con un combo de cinco temas que incluyó Historias de carretera, Bienvenidos y Generación límite, culminando con un monumental «!Miguel Miguel!, el primero de muchos por parte del público para su anfitrión.

«Estaba convencido y sabía que no me fallarían. No veo a muchos de los que estuvieron en la Plaza de Toros, porque eran muy jóvenes en aquel tiempo. Estoy feliz de estar en esta la ciudad que, según Carlos Fuentes, se hace infinita».

«En el ángulo muerto», «Raquel es un burdel».

«Sos el mejor público del mundo. Vamos a echar más de blues que los veo con muchas ganas…No se me ha olviado México. La ciudad de México es fundamental desde que empecé mi carrera. Desde ese entonces han cambiado las cosas y hay muchos buenos grupos de rock, pero siguen faltando lugares donde tocarlo. No creo mucho en eso, pero que Dios los bendiga», recordó antes de interpretar El blues de la soledad y No estás sola.

Otro espacio de interacción entre Miguel y sus seguidores se dio cuando recordó que vino a México a «aprender a tocar rock». «En esos años vibe para aprender de los grandes del rock como Enrique Guzmán y los Teen tops, los Locos del ritmo, que me ayudaron a quitarme un poco éste acento, cantar con energía y no escuchar tan extraño»

Sus seis músicos y su voz dieron forma a El río, su primer éxito en los años 60, que precedió a Ruido de fondo.

Soy como soy, Niños eléctricos, El sonido de la ciudad, Nos siguen pegando abajo, de Charlie García; Sueño espacial (Año 2000), Todo a pulmón, El blues del autobús, Santa Lucía, Sábado en la noche, Mueve tus caderas, Maneras de vivir y Bye bye Ríos formaron parte de las más de 30 canciones que dieron tono a una gélida noche.

El remate a una noche de blues, rock, recuerdos y reflexiones llegó con el Himno a la alegría, con un Ríos que con 50 años de rock a cuestas reflejó una entereza de voz y actitud que hacen pensar que el retiro es más una cuestión de dignidad artística que el ibérico resumió: «mejor venir con ustedes y que me recuerden así, que cuando venga con un pañal y moviéndome lento como otros muchos que conozco».

Agencia El Universal