Poco más de seis mil 500 inmigrantes indocumentados han muerto en la frontera de Estados Unidos con México desde 1998, como consecuencia de las estrategias de militarización implementadas en esta zona por el gobierno estadounidense.
Así lo denunció el Centro Colibrí para los Derechos Humanos, que tiene su sede en Tucson, Arizona, al exponer sobre la muerte y desaparición de inmigrantes. Agregó que la tercera parte de esas muertes, unas dos mil 400, ocurrió en la frontera de Arizona con México.
La exposición fue una de más de una veintena, ofrecidas por los diferentes grupos, en el marco del “Encuentro en la Frontera”, organizado aquí este fin de semana por el grupo interreligioso de derechos humanos School of Americas Watch (SOA Watch).
El encuentro de tres días, dedicado a denunciar la militarización de la región fronteriza y la criminalización de los migrantes y refugiados, reúne a más de 500 activistas de derechos humanos, provenientes de todo Estados Unidos.
SOA Watch efectúa el encuentro en sustitución de su tradicional protesta anual con la que exige el cierre de una escuela de entrenamiento militar dedicada a capacitar a los ejércitos de Latinoamérica en el Fuerte Benning, en Georgia.
De acuerdo con el Centro Colibrí para los Derechos Humanos, las estrategias de vigilancia establecidas por Estados Unidos en la frontera con México desde mediados de la década de 1990 bajo la teoría de “prevención y desaliento”, no han desanimado a los inmigrantes a cruzar la frontera.
“En vez de ello han canalizado las rutas de inmigración hacia áreas remotas y peligrosas del desierto, provocando que sus intentos de cruce sean más peligrosos y mortales”, dijo Reyna Airbi, representante del grupo.
Las consecuencias han sido un importante aumento en la muerte de inmigrantes indocumentados, dijeron representantes del grupo al exponer el tema.
“Antes del año 2000, el promedio de inmigrantes que morían cada año en la frontera de Arizona era de 12. Sin embargo, del 2000 al 2014 el promedio se incrementó en más de 10 veces a unas 165 muertes por año”, señaló Airbi.
El área del desierto de Arizona pasó a convertirse en el corredor de cruces más transitado y mortal de toda la frontera, aunque en años recientes también se ha registrado un importante aumento de muertes de inmigrantes en el valle sur de Texas.
El Centro Colibrí para los Derechos Humanos ha recabado más de dos mil 500 informes de inmigrantes desaparecidos en su intento de cruzar la frontera, que han sido reportados por sus familiares.
Por otro lado, cientos de restos de cuerpos de presuntos indocumentados han sido encontrados en el desierto y permanecen sin ser identificados, clasificados como “desconocidos” en las morgues de los condados fronterizos.
Tan sólo la Oficina del Médico Forense del condado de Pima, en Tucson, mantiene “almacenados” restos de unos 900 presuntos inmigrantes indocumentados.
“La crisis de muertes y desapariciones de inmigrantes en la frontera es compleja”, señalaron los representantes del Centro Colibrí.
Los datos para encontrar e identificar a las personas, son escasos. No existe un procedimiento uniforme para manejar los casos de los inmigrantes y las políticas varían de región en región, lo que provoca con frecuencia el mal manejo de los restos, generando que se pierda para siempre la oportunidad de identificarlos, indicó el grupo.
inf./Notimex