Detrás de la sonrisa de la Mona Lisa hay mucho misterio. ¿Cómo se logró provocar ese gesto en la modelo de Da Vinci, identificada por algunos especialistas como Lisa Gherardini?
De acuerdo a Jonathan Jones, crítico de arte de The Guardian, el célebre pintor contrató a músicos y bufones para lograr que la Gioconda hiciera una mueca de alegría. Algunos dirían que lo logró a medias. Otros recordarán el uso de la ancestral técnica de “sfumato” que provoca una ilusión óptica a medida que uno se aleja de la obra.
Pero Jones tiene otra idea. “Quizá la Mona Lisa tenía sífilis”, asegura. Así que, opina, su sonrisa sería un gesto irónico ante el hecho de que el sexo puede provocar enfermedad.
¿En qué se basa Jones para hacer tal aseveración? Uno, en documentos históricos que encontró y validan su hipótesis. Se trata de un recibo donde consta que Lisa Gherardini compró en una botica “Agua de caracol” (Acqua di Chiocciole), un remedio usado en su época para tratar las enfermedades de transmisión sexual, entre ellas la sífilis.
El brebaje -que incluía hierbas, lombrices y ajenjo- también pudo ser para su esposo, comenta Jones. De cualquier manera, se trató de un padecimiento que atacó la sociedad en que la Gioconda vivió y fue un remedio empleado hasta el siglo XVIII, indica el crítico.
Dos, las “pistas” que le ofrece la misma pintura. “Las sombras alrededor de sus ojos parecen poco saludables”, indica el crítico.
Además, basado en los símbolos que observa en la pieza, explica: “La ‘luz verdosa’ que desprende el cuadro en general es el reflejo del miasma de la sífilis”. Y también afirma que esta enfermedad fue traída por los hombres de Cristóbal Colón cuando a su vuelta del Nuevo Mundo, aspecto que quedaría reflejado en el fondo del cuadro, donde aparece un paraje montañoso rodeado por agua.
inf./Tiempodigital/El Universal.