MORELIA, Mich., diciembre 1.- Monarcas parecía tener un pie en la final. Un gran primer tiempo le valió para irse 2-0 arriba ante Santos, con goles de Jaime Lozano (13’) y Édgar Lugo (25’), pero Guerreros levantó la mano, decidió correr riesgos y cerca del final, Oribe Peralta (83’) les da vida para el 2-1 final.
Por eso, todo queda en puntos suspensivos, allá en el Corona se destapará al primer finalista. Porque en el Morelos, todo el esfuerzo sirvió para que la diferencia fuera de un gol para Morelia, ventaja al fin.
Buen juego, grandes goles, excelente atajadas, bellas acciones. Digno de semifinal.
Honor a quien honor merece. Tomás Boy, más allá de la antipatía que genera, ha hecho renacer a Monarcas, al rodearse de jugadores que buscan revancha, con hambre de triunfo y ha logrado formar una gran comunidad, un equipo de futbol que se transforme en familia y lo mejor: que juegue bien.
Como jugaba Boy. Con control de balón, con la explotación de espacios en lo largo y contundencia.
En los primeros minutos de juego, tanto Morelia como Santos salieron a mostrar sus armas. El local, con más obligación, y la visita con más reserva, pero con la misma intención: hacer daño.
El primero fue Jaime Lozano, quien sacó un riflazo que sorprendió a Oswaldo Sánchez. Gran colocación, gran fuerza, pero de mucha distancia para vencer a Oswaldo.
A partir de ese momento se acabaron las hipocresías. Daniel Ludueña sacó el hacha y comenzó a jugar. Hizo que Oribe “El Cepillo” Peralta interactuara y éste provocó que Vilar también se mostrara ante la tribuna, que en todo momento lo apoyó.
La noche era de Morelia, por lo menos en la primera parte. Otro resucitado, Alonso Sandoval se mostraba como el extremo que hay dentro de él, pero al que le impide salir y Édgar Lugo sigue enrachado. Una gran jugada de El Negro para El Güero puso el 2-0 en el marcador. La locura en el Morelos.
Santos no se recuperaba del golpe y Morelia quería matar. Ahí, Oswaldo sacó la casta, no sólo con atajadas increíbles, como esa que le hizo a Sabah a lo “escorpión”, sino también motivando a sus compañeros, porque esto… No se había terminado.
Para la segunda parte, el ímpetu moreliano se calmó, ya sólo se jugaba con la expectativa, con lo que pudiera ofrecer el rival. Y Santos de inicio, decidió no arriesgar más. Dar por perdida la batalla y luchar más adelante, el próximo sábado en el Corona.
Esa era la impresión que se daba. Pero los cambios de Benjamín Galindo ofrecieron algo más, que sólo aguantar la desventaja, poco a poco empujaron a Morelia a su campo, donde Jorge Gastélum se batía como verdadera fiera en la recuperación del balón.
Boy quiso recomponer, metió a Joao Rojas, quien estaba emberrinchado en la banca, pero descuidó atrás, lo suficiente para que Carlos Morales casi haga el gol de la vida, sino es por una gran acción defensiva de Adrián Aldrete.
Era el primer aviso, pues minutos después, Carlos Ochoa sacó un gran pase de la chistera para que Oribe Peralta metiera el de la vida para los Guerreros.
Un gol que era suficiente. Un gol que revivía a los laguneros. Un gol que fue defendido con sangre en los últimos minutos, debido a la expulsión de Osmar Mares (87’).
Un gol es ventaja, mas parece que no es suficiente. En Torreón, seguro que la historia intentará cambiar.
Agencia El Universal