La Unesco considera que «el valor universal excepcional de la Gran Muralla y todos sus atributos deben estar protegidos en su conjunto», lo que significa plantear acciones para la conservación de la estructura original, gestionar el turismo de forma sostenible y difundir el valor de tan valiosa estructura.
«Amemos nuestra China, restauremos nuestra Muralla», sentenció en 1984 Deng Xiaoping, máximo líder de la República Popular en aquel momento, esgrimiendo un revisionismo histórico que obviaba la opresión feudal a la que se vieron sometidos los obreros esclavos que la construyeron.