Museo de Arte Religioso presentación exposición de Coronas de Monjas

México, D.F.- Por vez primera, ocho coronas de monjas que datan de finales del siglo XIX e inicios del XX, serán expuestas temporalmente en el Museo de Arte Religioso (MAR), en Puebla; el recinto que hace poco abrió de nuevo sus puertas, también retoma sus actividades con la presentación de un libro que narra el proceso de restauración de estas importantes piezas de la historia conventual femenina de México.

Estos emblemas, utilizados por las religiosas en distintos momentos de su “unión con Cristo”: noviciado, profesión, conmemoración y muerte, sólo habían sido admirados en las llamadas pinturas de monjas coronadas, retratos que se dieron a conocer ampliamente en exposiciones; sin embargo, los objetos como tal, permanecían desconocidos para el público.

De ahí la importancia de la muestra temporal, que estará hasta mediados de abril, en el Ex Convento de Santa Mónica, sede del MAR, donde este viernes será presentada la publicación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), que dedica sus páginas a la historia del antiguo conjunto conventual, además de abundar en el simbolismo, la tecnología, el análisis y la restauración de dichas coronas.

La restauradora Katia Perdigón Castañeda tuvo bajo su responsabilidad esta complicada y paciente labor, que implicó en cada caso el desmontaje de las flores de seda y de algodón, capullos de mariposa y pequeñas esculturas de cera, que están sobre bases metálicas. A esto precedió una amplia recopilación de datos, incluido el conocimiento de las técnicas de floristería y ceriescultura.

Aunque las ocho coronas de monjas pertenecen al acervo del Museo de Arte Religioso, es posible que éstas procedan de distintos conventos poblanos que registraron la exclaustración en 1935.

Pese a ello, anota Katia Perdigón, los elementos de tres ellas —que tienen forma globular— hacen suponer que pertenecieron a dominicas; mientras otro par —de diseño radiado— sería de agustinas, como sugieren antiguas fotografías donde las monjas de esta orden portan coronas de picos. El otro estilo presente en esta colección es la llamada “media corona”.

La ubicación de herramientas para la fabricación de flores de seda y de algodón, también en los acervos del Museo de Arte Religioso, sugiere que las monjas elaboraban su ornamentación, como un oficio que podría remontarse desde la Colonia.

La conservación de las coronas de monjas del Museo de Arte Religioso reúne una serie de artículos que reflejan el carácter interdisciplinario que tuvo este proyecto, de modo que incluye aspectos históricos, iconográficos y de análisis de materiales constitutivos, más la propuesta de conservación; lo cual le convierte en un material de consulta obligado para la futura restauración de coronas de este tipo. Además resulta de interés para especialistas en historia del arte e historia conventual.

Esta edición del INAH, de la colección Conservación y Restauración del Patrimonio (serie Logos), no es un manual para intervenir coronas de monjas, toda vez que éstas se presentan en su contexto, desde antropológico, hasta tecnológico y de restauración, lo que es imprescindible para entenderlas como piezas históricas.

“Las piezas que provienen del Museo de Arte Religioso de Santa Mónica son un ejemplo importante de la tradición de coronación de religiosas de reminiscencia virreinal, únicas en su especie por su técnica de manufactura y diseño que, ahora —más allá de su imagen en óleos— se conoce de manera tangible. Estas obras además de tener una carga iconográfica importante, son una representación plástica significativa de flora.

“De las ocho coronas, una resulta peculiar por su manufactura, pues tiene rosas hechas con capullos de mariposa, lo cual habla no sólo de la paciencia que debieron tener las monjas para su elaboración, sino del conocimiento y de la habilidad manual para llevarlo a cabo”, detalló la especialista de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural de INAH.

El libro también brinda una propuesta de identificación de las flores usadas en estos ornamentos religiosos, información que se contrastó con la iconografía. Para adornar las coronas de monjas, solía representarse —generalmente en papel o tela— el azahar, la azucena, el clavel, la flor de lis, la gardenia, el geranio, el jazmín, las lilas, los lirios, la margarita… todas ellas con un significado específico relacionado con Cristo y los votos de las monjas, entre ellos, el de castidad.

El libro concluye con una serie de artículos que exponen la restauración y conservación de las ochos coronas de monjas del museo poblano, para lo cual se aplicaron dos métodos patentados por restauradoras de la CNCPC. Se trata de mezclas especiales para el tratamiento de las flores de seda y de algodón, que por su origen orgánico tienden a presentar roturas, desgarres, decoloraciones, fragilidad y resecamiento de las fibras.

En algunos casos fue necesario soldar la base metálica, además de trabajar flor por flor, con el fin de reintegrar en lo posible, las coronas a su estado original. Para ello se emplearon las mezclas antes mencionadas, y también se aplicó la tecnología original, es decir, las técnicas de floristería y ceriescultura que subsisten en algunas partes del país.

Este arduo trabajo, que se prolongó de 2003 a 2005, se materializa ahora en la exhibición temporal en el Museo de Arte Religioso, en Puebla, y en la publicación del libro.

El Museo de Arte Religioso se ubica en la calle 18 Poniente No. 103, en el Centro Histórico de Puebla. Horario: martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas. Costo 35.00 pesos. Entrada gratuita para personas mayores de 60 años de edad y menores de 13, así como pensionados, jubilados, profesores y estudiantes con credencial vigente. Los domingos la entrada es gratuita para el público nacional y extranjeros residentes.