Preservar y difundir una de las tradiciones navideñas más arraigadas en la sociedad mexicana, que forma parte del patrimonio intangible de la nación, es la finalidad de la exposición Nacimientos en El Carmen, breve muestra del ingenio y creatividad de manos artesanas.
La exhibición, que tiene como sede el Museo de El Carmen, recinto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), está integrada por 21 belenes provenientes de diversas partes del país y del extranjero, elaborados con cerámica, vidrio, barro, madera, fibras textiles, papel y metal.
San Francisco de Asís, en el siglo XIII, inició está tradición al instalar en Italia un nacimiento en tamaño natural con personajes reales; posteriormente, el primero hecho con figuras de barro tuvo lugar en Nápoles, a finales del siglo XV.
Fue hasta el siglo XVIII que este tipo de representaciones se popularizó en Europa, llegando a la Nueva España a finales de esa centuria. El principal cambio que se dio en los nacimientos europeos al llegar a México fue la transformación de los pastores de Belén, convertidos en personajes populares, tales como chinas poblanas, carboneros y aguadores, entre otros.
“Cada año se hace el montaje de los nacimientos, tradición que en El Carmen se sigue preservando desde 2006”, refirió Alfredo Marín Gutiérrez, director del museo.
Nacimientos provenientes de colecciones particulares, que datan del siglo XVIII, mediados del XIX, principios del XX y contemporáneos, conforman la muestra que se complementa con piezas pertenecientes al acervo del museo, tales como cinco pinturas de autores anónimos del siglo XVIII, molduras de retablos, columnas salomónicas y portaciriales que datan de los siglos XVII y XVIII.
Diversos tipos y formas de estas representaciones son exhibidos en la Celda del Portero, que remata la exhibición con un nacimiento de 60 piezas, que data de 1940. Original de Tlaquepaque, Jalisco, en él se aprecian los clásicos personajes como la Virgen, el Niño Jesús o los tres Reyes Magos, así como los pastores, mendigos, campesinos y demás figuras; además de la efigie del diablo, de rostro duro, cuerpo y alas verdosas, con patas de gallo y cabra, que fue colocada a lo lejos del pesebre.
“El Museo de El Carmen aporta dos nacimientos, uno del siglo XVIII y otro contemporáneo; el primero es una obra tallada en madera, dorada y policromada; el segundo, aunque es una pieza reciente —elaborada por artesanos mexicanos—, copia la misma técnica, a la usanza de lo que eran los nacimientos virreinales”, comentó el restaurador Marín Gutiérrez.
Vistos y coloridos nacimientos incrustados en pequeños roperos, provenientes de Perú, muestran una visión más popular de este montaje alusivo al rito cristiano de la Epifanía, que se celebra el 6 de enero. Frente a ellos, destaca una pequeña representación hecha con tela e hilo, cuyos personajes fueron elaborados con hebras de algodón. La exposición también incluye nacimientos provenientes de Egipto, España y Alemania.
Otra de las obras que sobresale es una pieza de mediados del siglo XIX, se trata de la Virgen, San José y el Niño Jesús, los tres tallados finamente en madera, que cuentan con ropa muy elaborada que data de un periodo posterior. “Las facciones de las piezas nos hablan de un trabajo muy detallado, del cual, según el coleccionista que lo prestó para la exposición, pudo haberse realizado en el Bajío”.
“Es importante la conservación de este tipo de manifestaciones que forman parte del patrimonio intangible. Debemos decirle a la gente cuál es el motivo de su instalación, el porqué se montan y cómo hacer para que no desaparezcan estas tradiciones”, finalizó Alfredo Marín.
El director del recinto museístico del INAH agradeció a los vecinos de San Ángel por facilitar sus nacimientos, los cuales son manejados y manipulados con personal calificado del equipo de museografía del museo.
La exposición temporal permanecerá hasta principios de febrero próximo en el Museo de El Carmen, ubicado en avenida Revolución No. 4 y 6, colonia San Ángel. Horario de 10:00 a 17:00 horas, de martes a domingo. Costo: 48 pesos. Domingos, entrada libre.