Es nuestra convicción que el ejercicio periodístico debe ser crítico a más no poder, cáustico, pero propositivo. De manera machacona, hemos reiterado que a grandes males, grandes remedios, definidos con inteligencia y humildad.
Una vez más exigimos respetuosamente a las autoridades federales, estatales y municipales, mayor imaginación y creatividad, pero también con criterios prácticos y pragmáticos, para enfrentar la crisis agravada por los huracanes y los sismos.
La historia como madre y maestra del hombre desde que apareció sobre la faz de la Tierra, da grandes lecciones de vida que las nuevas generaciones deben retomar. Hoy, difícilmente los gobernantes, servidores públicos y políticos en general inventan algo inédito.
A la fecha, el éxito, y más en la política y el gobierno, radica en redescubrir lo realizado hasta ahora por los seres humanos globalmente e imprimirle nuestro sello personal con el plus de la innovación. Innovar o morir, es la divisa.
Con un nuevo trato social, a partir del establecimiento de un nuevo Pacto Social, el gobernador Alejandro Murat Hinojosa, el Congreso del Estado, El Poder Judicial y los presidentes municipales, deben impulsar una especie de Plan Marshall en Oaxaca.
La convocatoria debe incluir fundamentalmente a los cinco ex gobernadores que se disputan el poder en Oaxaca de manera permanente, Heladio Ramírez, Diódoro Carrasco, José Murat, Ulises Ruiz y Gabino Cué.
A querer o no, guste o no, en mayor o menor medida sus grupos políticos son una realidad actuante en las diversas regiones de Oaxaca. Además, necesaria y obligadamente, todos los conflictos conducen finalmente a ellos.
De lograr sentar a los cinco ex gobernadores, sin lambisconerías, Alejandro Murat fortalecería su posicionamiento político a nivel nacional, lo que beneficiaría a Oaxaca, aunque es el principal obstáculo para sentar a todos.
No obstante, incluir en el llamado a la firma de un nuevo Pacto Social a los cinco ex gobernadores permitiría confirmar en algunos casos que, no solo no les interesa sacar adelante a Oaxaca, sino que se oponen abiertamente a ello.
El enorme pastel multimillonario de la reconstrucción de obras públicas y viviendas por los próximos cinco años del gobierno de Alejandro Murat debe ser el mayor atractivo de negocios para las constructoras de los grupos políticos de los ex gobernadores.
Ahí están las lecciones de la historia, a través del New Deal (Nuevo Trato), impulsado por el presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt para hacer frente a la crisis humanitaria, a través de la construcción masiva de infraestructura.
El objetivo era sostener a las capas más pobres de la población, reformar los mercados financieros y redinamizar la economía estadounidense herida desde el crac de 1929 por el desempleo y las quiebras de negocios en cadena.
Asimismo, ahí está el modelo del Plan Marshall —oficialmente llamado European Recovery Program, ERP— fue una iniciativa de Estados Unidos para ayudar a Europa Occidental, para la reconstrucción de aquellos países de Europa devastados tras la Segunda Guerra Mundial.
El Plan Marshall estuvo en funcionamiento durante cuatro años desde abril de 1948. En Oaxaca duraría cinco años de 2017 hasta 2022, cuando termine el gobierno de Alejandro Murat.
Los objetivos de Estados Unidos eran reconstruir aquellas zonas destruidas por la guerra, eliminar barreras al comercio, modernizar la industria europea y hacer próspero de nuevo al continente; todos estos objetivos estaban destinados a evitar la propagación del comunismo, que tenía una gran y creciente influencia en la Europa de posguerra.
El Plan Marshall requirió de una disminución de las barreras interestatales, una menor regulación de los negocios y alentó un aumento de la productividad, la afiliación sindical y nuevos modelos de negocio «modernos» con ayudas económicas por 13 mil millones de dólares de la época.
En forma por demás insistente hemos propuesto que, con visión y sensibilidad de estadista, el joven gobernante oaxaqueño convoque con audacia a todos los oaxaqueños a la firma de un nuevo Pacto Social.
Aun cuando hasta el momento el Comité Directivo Estatal del PRI encabezado por Germán Espinosa Santibáñez prácticamente ha dejado solo al gobierno priista de Alejandro Murat, éste debe apoyarse en su partido.
Afortunadamente, cuenta con el consolidado liderazgo de la coordinadora de la Fracción Parlamentaria del PRI en la LXIII Legislatura del Congreso del Estado, María de las Nieves García Fernández.
Nieves hiló fino con los demás partidos representados en la Cámara de Diputados local para aprobar a Alejandro Murat la contratación de 1,200 millones de pesos de deuda para la reconstrucción del estado.
Ahora, es indispensable que los representantes populares, se mantengan vigilantes del manejo adecuado, oportuno y, sobre todo, honesto de los multimillonarios recursos destinados a la reconstrucción, a fin que realmente beneficien a los damnificados.
Es de destacar que la legisladora tricolor encontró una respuesta positiva en los grupos parlamentarios del PAN y del PRD, PT, PES, PUP y PVEM, especialmente de la panista Eufrosina Cruz, quien conoce la magnitud de la tragedia.
Con 31 votos a favor, de los 42 legisladores, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Acción Nacional (PAN), Partido del Trabajo (PT), Encuentro Social (PES), Unidad Popular (PUP) y el Verde Ecologista de México (PVEM) fue alcanzado el acuerdo, sólo el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) estuvo en contra.
Con este dinero, el Gobernador podrá adquirir financiamientos a inversiones públicas productivas para sufragar la contingencia provocadas por fenómenos naturales, la reconstrucción y el refinanciamiento de la deuda pública de la entidad.
El mandatario estatal está hoy, doblemente obligado a adelantarse a los acontecimientos, para que no desborden a su gobierno. En caso contrario, los eternos grupos de presión y chantaje político-económico le pondrán contra la pared.
Urge evitar que los miles de millones de pesos destinados a la reconstrucción se conviertan en el nuevo botín de las 685 organizaciones sociales, particularmente, de las radicales, manipuladas por los ex gobernadores.
Los dirigentes visibles y clandestinos de dichos grupos de presión y chantaje, cilindreados por funcionarios del propio gobierno de Alejandro Murat, ya se frotan las manos y se lamen los bigotes por las ganancias que esperan llevarse.
El objetivo fundamental, no solo debe ser la reconstrucción de los municipios afectados, sobre todo, en las regiones del Istmo y la Mixteca, sino detonar prioritariamente el crecimiento y desarrollo del Estado.
Indispensable es cambiar el ajado rostro de Oaxaca por la pobreza con la construcción de nuevas obras de infraestructura social en materia de educación, salud, vías de comunicación y, especialmente, vivienda.
Convencido con inteligencia y humildad que fue un craso error nombrar a Celestino Manuel Alonso Álvarez como secretario de Salud y director de los Servicios de Salud, Alejandro Murat, puede responsabilizar a éste de la reconstrucción.
Alonso Álvarez, egresado de la London School of Economics and Political Science, tiene bien ganada fama de experto en materia de planeación y planificación del desarrollo, amén de contar con una amplia experiencia en este campo en la administración pública.
Como ex coordinador general del Comité de Planeación para el Desarrollo de Oaxaca (Coplade) conoció y negoció, además, con todos los dirigentes visibles y clandestinos de las organizaciones sociales radicales, manipuladas por la CNTE y la Iglesia Católica.
Ello le permitió garantizar exitosamente la gobernabilidad y la gobernanza desde la Secretaría General de Gobierno y, después como Representante de la Secretaría de Gobernación. Pero todavía tiene un Plus mayor. Es quien mejor conoce el diagnóstico de las vocaciones productivas de Oaxaca.
Hasta su muerte, fue el oaxaqueño con mayor cercanía, amistad y reconocimiento del consultor argentino de la ONU, Bruno Ferrari Bono, que en el gobierno del ex gobernador Rodolfo Brena Torres elaboró el insuperable Plan Oaxaca.
Urge rescatar a Celestino Manuel Alonso Álvarez de la Secretaría de Salud y de la Dirección de los Servicios de Salud. No es lo suyo profesionalmente y el gobernador Alejandro Murat le está desaprovechando como coordinador general del Plan Estatal de Reconstrucción.
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