Entre el olor a cempasúchil, el rojo intenso de la borla y el calor de las velas, la noche de este jueves, miles de personas vivieron la velada de Todosantos en los panteones de la municipalidad oaxaqueña de Xoxocotlán.
Con el melancólico «Dios nunca muere» de fondo musical y el bullicio de los miles de visitantes que caminaban entre las tumbas, los Fieles Difuntos disfrutaron la visita de sus familiares.
A pesar de la lluvia que inició desde temprano y continuó hasta pasadas las 21:00 horas, propios y visitantes se apoderaron de las calles de este municipio de Valles Centrales, conocido por esta festividad, un legado de los antiguos habitantes de Monte Albán.
«Es una muestra bellísima de las tradiciones de Oaxaca, una experiencia inolvidable», señaló Rosalba Gómez, originaria de Puebla, quien acudió hasta esta localidad con el único propósito de constatar el colorido y la vivacidad de esta fiesta.
Por su parte, Edson Salinas, originario de este municipio, refirió que en esta fiesta «estamos viviendo la esencia de México, porque esta fiesta viene desde nuestros ancestros, y nuestros antepasados no tenían ese prejuicio en contra de la muerte, por eso ahora podemos convivir en un panteón, comer, cantarles y estar felices. Esta es la esencia de Oaxaca».
Angel López, originario del Distrito Federal, declaró a esta Fiesta de Muertos como «la más viva de todo el año, una fiesta de mucho color y olores, es una bonita tradición».
Aunque los diez grados centígrados coronaron la media noche, los ríos de gente continuaban su paso entre las tumbas, entre las alegres notas de la música de banda.
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