La Organización Internacional del Trabajo (OIT) pugnó por políticas de protección social para combatir el trabajo infantil, que en la actualidad afecta a unos 215 millones de niños en el mundo.
La agencia de la ONU divulgó hoy un informe que analiza los efectos beneficiosos de algunas medidas de protección adoptadas en diversos países.
El documento destaca como ejemplo el programa brasileño de transferencias en efectivo denominado Bolsa Familia, en el que se aporta una cantidad de dinero a los padres a cambio de que sus hijos vayan a la escuela y que ha permitido reducir el trabajo infantil tanto en áreas rurales como urbanas.
En Guatemala, se ha constatado que los niños en hogares donde al menos un miembro de la familia se beneficia de un seguro de salud, tiene menos probabilidad de trabajar.
Programas de becas para estudios o de pensiones para los ancianos también han contribuido a reducir el trabajo infantil, según la OIT.
La directora del Programa que ha realizado el informe, Constance Thomas, señaló que ese documento demuestra de forma clara que invertir en protección social “es una parte fundamental de la respuesta en la lucha contra el trabajo infantil, que incluye además el acceso a empleos decentes para los adultos y a la educación para los niños.”
La OIT calcula que más de 5.000 millones de personas no tienen acceso efectivo a la protección social integral y que unos 115 millones de niños están involucrados en las peores formas de trabajo infantil, en condiciones análogas a la esclavitud.
Unos 15,5 millones de niños trabajan en el sector doméstico, según datos de la OIT y el sector agrícola sigue siendo el que concentra más trabajo infantil, sin que la mayoría de menores reciba remuneración alguna por su labor.