El Secretario General de la ONU aludió hoy a los progresos logrados en las últimas décadas en la abolición o la no aplicación de la pena de muerte y llamó a los Estados que no lo han hecho aún a tomar medidas concretas encaminadas a esos mismos objetivos.
Durante un panel en torno a los desafíos para la implementación de una moratoria sobre la pena capital, Ban Ki-moon expresó preocupación por las deficiencias, respecto de los estándares de derechos humanos, en los países que aún utilizan el máximo castigo.
Consideró también preocupante la aplicación de la pena de muerte a casos que no pueden ser calificados como “delitos más graves” y las sentencias colectivas en juicios masivos.
“Estoy también preocupado por la legislación en 14 Estados que permite aplicar la pena de muerte a menores, así como el nuevo fenómeno de condenar a grupos amplios de individuos a muerte en juicios masivos”, manifestó Ban.
El Titular de la ONU pidió a los Estados que apoyen la resolución de la Asamblea General para una moratoria sobre la pena de muerte; que ratifiquen el Segundo Protocolo Opcional del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y que adopten medidas para abolir o no practicar más esa forma de castigo, que es cruel e inhumano.
Ban recordó, que veinticinco años atrás, sólo una cuarta parte de los Estados Miembros de la ONU habían abolido la pena de muerte. En la actualidad, 160 de ellos han tomado esa decisión o no aplican el máximo castigo.
Durante su exposición aludió también a erróneas condenas a muerte a personas que luego fueron exoneradas y señaló que esas equivocaciones son más probables en procesos apresurados y que no respetan los estándares internacionales.
Esos fallos procesales suelen afectar sobre todo a los pobres y a las minorías étnicas y de otro tipo, que a menudo no tienen acceso efectivo a una representación legal.