Palacio de Cortés, memoria gráfica de su 38 aniversario

México, D.F.- Los intensos trabajos de investigación y restauración del majestuoso Palacio de Cortés, en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, así como la planeación del montaje museográfico, efectuados hace 40 años por un equipo multidisciplinario, quedaron registrados en fotografías que ahora constituyen una invaluable memoria gráfica de esta extenuante labor, que dio como fruto la creación del Museo Regional Cuauhnáhuac, en 1974.

Se trata de una exposición inaugurada en este recinto con motivo de la celebración de su 38 aniversario; se compone de una veintena de dichas imágenes que dan cuenta, paso a paso, de los riesgos y complicaciones que se enfrentaron, así como del alto grado de dificultad que significó la intervención de esta majestuosa edificación del siglo XVI, construida sobre las ruinas del señorío de Cuauhnáhuac, y que fue la residencia familiar de Hernán Cortés y sede del marquesado del Valle de Oaxaca.

“Para su realización se requirió de un proyecto de intervención del monumento histórico, de un arduo trabajo para ubicar los materiales que serían exhibidos y disponerlos de manera armónica, y de la participación de un amplio número de trabajadores que se unieron de manera entusiasta y solidaria en este trabajo colectivo que se desarrolló durante tres años, de 1970 a 1973, bajo la coordinación del arqueólogo Jorge Angulo”, expresó Juan Contreras, director del recinto.

La muestra, que permanecerá del 16 de marzo al 29 de abril, evoca cómo, una vez concluida la fase de restauración arquitectónica —a finales de 1973—, trabajadores de Guerrero y Morelos se sumaron a este proyecto cultural sin precedente para realizar la adecuación correspondiente a la etapa de planeación y montaje museográfico, resultado de las investigaciones de especialistas de la delegación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en Morelos.

Así, mientras en el área de la terraza se construía el cuexcomate (granero), otro grupo se encargaba de la colocación del carruaje porfirista, y varios más maniobraban con el trapiche proveniente de la Ex Hacienda Santa Cruz, en Mazatepec, que debido a su peso se requirió de mucho ingenio para acomodarlo.

Lo mismo ocurrió con el monolito prehispánico del Fuego Nuevo, procedente de la Zona Arqueológica de Xochicalco, que fue rodado centímetro a centímetro con mucha dificultad para ocupar su sitio. Junto con este vestigio, llegó la escultura de La Malinche, aislada en hule espuma, cartón y papel como protección, para su manejo y traslado.

Así, el 1 de febrero de 1974 se inauguró el Museo Regional Cuauhnáhuac, que se ha convertido en un espacio emblemático para los morelenses, tanto por su imponente arquitectura, como por las singulares colecciones que resguarda, que van desde piezas paleontológicas, arqueológicas e históricas, hasta artísticas que describen el devenir del estado de Morelos.

“A 38 años de distancia, muchos de esos trabajadores ya fallecieron, y esta exposición fotográfica nos da la oportunidad de recordarlos gratamente y con respeto. Todos en el INAH, tanto en el museo como en el estado de Morelos, les guardamos un especial afecto”, señaló Juan Contreras.

Las imágenes, que forman parte de la colección de la Fototeca “Juan Dubernard Chauveau”, del Centro INAH-Morelos, registran algunos de los momentos más significativos de la puesta en valor de este recinto colonial, característico por su fachada de piedra y su torreón con un reloj que data de 1910, conmemorativo del Primer Centenario de la Independencia.

El Museo Regional Cuauhnáhuac alberga en su planta baja un conjunto de salas destinadas a los diferentes periodos del pasado prehispánico, y en la planta alta, un rico acervo que abarca desde la llegada de los españoles a América hasta el siglo XX.

También tiene una sala de exposiciones temporales, el Auditorio “Juan Dubernard”, librería y tienda. El recinto, uno de los más visitados de Morelos, recibió el año pasado a más de 142 mil personas.

En sus primeras salas, el museo aborda las rutas de migración de grupos provenientes de Europa, Asia Oriental, Oceanía y África por el Estrecho de Bering hacia el continente americano, el establecimiento de las primeras poblaciones, la economía de los antiguos habitantes de Morelos, basada en la caza y la recolección, y la conformación de sociedades aldeanas que desarrollaron la agricultura.

En la sección dedicada a los olmecas en Chalcatzingo se exhiben figurillas alusivas a los ritos de fertilidad, y relieves como El Jaguar (1300 a 800 a.C.), relacionado con la tierra, el agua y la lluvia, así como piezas de los periodos Preclásico Formativo (1500-150 a.C.) y Clásico (150-700 d.C.), entre las que destaca la Piedra Coatlán, estela conmemorativa en alto relieve relacionada con el florecimiento de Xochicalco, figurillas de barro denominadas “tepitoctones” (con forma de cerros) y cerámica de influencia teotihuacana, además de un aro de un juego de pelota y una máscara funeraria.

De Xochicalco, se muestran la Piedra 3 conejo, estela labrada con glifos del Altiplano Central, correspondiente al periodo Clásico Tardío (650-900 d.C.), y una escultura que representa a la deidad femenina Cihuacóatl, asociada a la fertilidad.

Asimismo, se aprecia una escultura antropomorfa del dios de los muertos Mictlantecuhtli, un fragmento de la estela Tepoztécatl (dios del pulque), y una reproducción de la Tira de la Peregrinación, documento precortesiano, probablemente del siglo XVI, que relata la migración de los mexicas que partieron desde la legendaria Aztlán.

En la llamada Terraza Oriente se exhiben dos carruajes, medio de transporte que durante la segunda mitad del siglo XIX y hasta la Revolución de 1910 circulaban hacia Acapulco en busca de bienes para el mercadeo.

En la sala dedicada a la Conquista, se presentan armas precolombinas con armaduras utilizadas por los españoles durante la invasión a los pueblos indígenas; mientras que en los apartados dedicados a la Colonia se exhiben: el primer reloj ubicado en el campanario de la Catedral de Cuernavaca, muebles suntuarios y esculturas de madera del que fuera el palacio de Hernán Cortés, además de pinturas, escultura estofada y policromada, objetos litúrgicos y una pila franciscana de piedra del siglo XVI.

Del siglo XIX destaca un conjunto de implementos utilizados en los ingenios o trapiches azucareros, así como retratos, mapas, documentos, uniformes militares, armas, monedas y mobiliario.

El Porfiriato y la Revolución Mexicana se ilustran a través de grabados del Taller de la Gráfica Popular y piezas artesanales, como los yugos de Hueyapan, ceras escamadas de Tlayacapan, prendas tejidas y cerámica.

El recorrido culmina en la Terraza Galería, donde se exhibe un mural de Diego Rivera titulado Historia de Morelos, Conquista y Revolución, que sintetiza los acontecimientos históricos que marcaron el desarrollo del estado de Morelos. La obra fue realizada entre 1927 y 1930, inspirada en códices como la Matrícula de Tributos, el Lienzo de Tlaxcala y piezas prehispánicas.

El Museo Regional Cuauhnáhuac se ubica en el Jardín Juárez, Centro de Cuernavaca, Morelos; abre de martes a domingo de 9:00 a 18:00 horas: Costo de 46 pesos. Entrada gratuita a menores de 13 años, estudiantes, maestros, pensionados, jubilados, mayores de 60 años y personas con capacidades diferentes; los domingos el acceso es gratuito para público nacional y extranjeros residentes.