•Peña pretende participar en el debate energético
•Una propuesta entre la de Cárdenas y la del PAN
•Vender Pemex es quitar el águila al escudo: Silva
Quienes han hablado con el presidente Enrique Peña salen sorprendidos.
Dan varias razones:
Su estado de ánimo tras la operación es inmejorable, muestra sin duda de su fortaleza física.
Está decidido a dar las peleas definitivas por su plan de transformaciones político-económicas y por ello prepara, con todos los cálculos, la presentación de la iniciativa de reforma energética.
Esperará la recomendación final de sus médicos, pero avanzan los preparativos para darlo a conocer el martes en un acto de gran convocatoria en Palacio Nacional.
Si no hay cambio, la sociedad podrá corroborar su acelerada recuperación corporal y la vigencia del proyecto de gobierno enunciado tras su toma de posesión el pasado 1 de diciembre.
Nada lo inhibe.
El mensaje va también para, como Andrés López y su movimiento, son oposicionistas a ultranza.
Habrá argumentos para subrayar la necesidad de hacer ajustes legales a la vida institucional del sector, en especial Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Es decir, va al debate, justo como lo piden sus principales críticos.
TRES REFORMAS A LA CONSTITUCION
Hasta ayer no se estaba todavía el texto final de la iniciativa.
Algunos de sus autores –los conocedores hablan de la especial influencia del ex secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal, Afredo del Mazo- ignoran cuánto se tocará la Constitución.
Unos hablan de reformas a tres –el 25, el 27 y el 28- y otros consideran salvable esa opción, sobre todo si se apoya en la propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y quien con ella aglutinó prácticamente a toda la izquierda.
-Si la reforma es trascendencia, necesariamente deberán reformarse esos tres artículos –dijo el presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, Marco Antonio Bernal.
Cualquiera que sea el texto, dijo a su vez el coordinador senatorial priísta Emilio Gamboa, es el inicio formal de la discusión y se comparará con otras iniciativas.
Al final, agregó el legislador, todos los actores coinciden en la necesidad de convertir al sector en moderno, competitivo y eficaz.
A reserva de tener el borrador final, algunos funcionarios ya han asumido responsabilidades.
Por ejemplo, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ya dialoga con empresarios para determinar inversiones en algunos campos, en especial gas, hierro y acero.
COMO QUITAR EL AGUILA AL ESCUDO
Dos propuestas han sido revisadas mil veces, la de Cuauhtémoc Cárdenas y la de Acción Nacional (PAN).
Hay acercamientos, pero no será ninguna de ellas.
La del perredista no daría los resultados deseados y la elaborada por Gustavo Madero es más privatizadora de lo posible y de lo recomendable.
No puede abrirse y la historia enseña:
En 1983 Estados Unidos se dijo dispuesto a ir al rescate de México con una propuesta agresiva:
-Ustedes tienen con qué respaldar. Ahí está Pemex –propuso el Departamento del Tesoro.
-¡Eso es como quitarle el águila al Escudo Nacional! –protestó Jesús Silva Herzog.
Hoy, 30 años después, se trabaja sobre otras líneas: un punto intermedio entre Cárdenas y el PAN.
Es decir, se permitiría abrir la exploración y la explotación en aguas profundas a particulares, quienes entregarían el crudo a Pemex a precios internacionales, pagarían impuestos y la paraestatal hoy cargo de Emilio Lozoya se encargaría de venta, exportación, refinación y otros procesos.
Así se calmarían los ánimos porque tanto los recursos como la renta petrolera se mantendrían bajo control del Estado.
No habría la misma laxitud para la exploración y producción en tierra firma y aguas someras porque Petróleos Mexicanos tiene tecnología y recibiría recursos adicionales para explotarlas.
En cambio, sí sería posible permitir la operación de particulares en algunas rutas donde ya operan en transportación y otras actividades.