Con chistes, bromas, pantomima, el uso de una marioneta, interacción con el público y música Perico el Payaso Loco arrancó risas y aplausos del público presentes la tarde del 23 de noviembre en la Plaza de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart), al relatar con su peculiar estilo La historia del payaso que corrieron del circo.
Con dicha presentación, el artista que cumple 36 años de trayectoria, fue el encargado de abrir el Festival de la Risa, organizado por Alas y Raíces del Conaculta y Pimpolina Clown.
Con un maquillaje sencillo, sin nariz roja ni zapatos enormes, Perico el Payaso Loco salió a escena vestido con pantalones de mezclilla cortos color amarillo y una playera negra, tras la tercera llamada y la presentación de Andrea Christiansen, coproductora del festival.
Perico con tristeza empezó a relatar que un día, tras haber llegado como muchas otras veces a un lugar, estacionar el camión del circo de los Hermanos Antaño, bajar la gran lona de colores, colocar las estacas y las gradas para “el respetable”, cuidar a los animales y preparar los números artísticos que se presentarían esa misma noche, su jefe entró a su camerino y lo despidió.
El porqué el jefe de Perico había tomado esa decisión fue la incógnita que se descubrió hasta el final del espectáculo, pues el artista al momento de relatar su historia se “distraía” al mostrar que podía hacer las actuaciones del malabarista, equilibrista, acróbata, mago y domador.
Perico, quien todo el tiempo interactúo con el público infantil, contó con el apoyo de los niños Michel, Julieta y Violeta, mostró su experiencia en la técnica de la pantomima, a través de ella demostró que podía cargar barras de acero, simuló enredarse en una soga, lastimarse con su batería y otras situaciones que provocaron las risas y sonrisas de chicos y grandes.
En el evento, el público conoció al malabarista más pequeño del mundo, a Tato un pato marioneta que bailó para los presentes y escuchó una original versión del tema La patita de Cri-crí. “Me gusta improvisar”, confesó varías veces durante su presentación.
Después de dar algunos “tips” a los niños sobre qué hacer si “han sido golpeados en su casa o en alguna parte de su cuerpo” y a los papás para que los niños se porten bien, Perico el Payaso Loco invitó a la audiencia a cerrar los ojos y escuchar un espectáculo de música que quiso presentar en el circo pero que al ser despedido ya no pudo ser, para finalmente decir adiós a la audiencia a la que le propuso quererse y abrazarse mucho.
Previo a la presentación de Perico el Payaso Loco, Andrea Christiansen dio la bienvenida al Festival de la risa el cual –dijo– se realiza en un momento que la sociedad requiere más de los artistas, para lo cual varios se han reunido con la misión de sanar el espíritu.
“Los invitamos a reír como una manera de resistir la violencia de nuestro entorno. A donde volteamos hay violencia, proponemos la risa como una manera de decir basta a la violencia y expresar que tenemos derecho a vivir en paz. Más para ellos, los niños”, expuso la artista de clown.
“Propongo una campaña de reforestar en cada uno de nosotros la alegría y el placer de vivir, la vida es un placer, un regalo. Reforestemos en nuestro interior la capacidad de reírnos y disfrutar de la vida”, puntualizó Andrea Christiansen.
En el inicio del Festival el público también se encontró con un mimo (Jorge Wagner) que deambulaba por los pasillos del Cenart, y fue testigo de los malabares que al ritmo de música noventera realizó Jorge Reza con clavas, cuchillos de utilería y una pelota.
El Festival de la Risa, el cual contará con las actuaciones, en diferentes días, de La Sensacional Orquesta Lavadero, Jesús Díaz, Alberto Stanley, La Trouppe, La Gran Pompa, Pimpolina Clown, el malabarista Adrián Martínez, el equilibrista David Orozco y los músicos Genaro Ochoa y Alex Muraira; se realizará el 24, 30 de noviembre, y 1 de diciembre, de 12:30 a 17:00 horas, en la Plaza Legorreta, Plaza de la Danza y Plaza de la Artes, del Centro Nacional de las Artes (Cenart), ubicado en Río Churubusco 79, esq. Tlalpan. Entrada libre.