México.- Envuelto en una oleada de aplausos apareció Peter Gabriel, quien le cedió el escenario a dos jóvenes al introducirlas con un perfecto español y halagando su voz.
Así presentó a Rosie Doonan y Jessica Hoop, encargadas de abrir la velada que estaría precedida por el sonido de la New Blood Orchestra, en conjunción con el coro de estas dos mujeres y a cargo del director Ben Foster.
El preludio en las cuerdas de los violines anticipó la interpretación sinfónica de “Heroes”, cover de David Bowie. “Estoy muy feliz de tener oportunidad de traer por primera vez esta música, que hemos hecho con una orquesta, es una canción que trata sobre la tortura”, comunicó acerca de “Wallflower”.
El ex integrante de Genesis apoya las causas que persigue Amnistía Internacional. “Conocí a una joven que trabajaba de portero en Estados Unidos, resultó ser un nativo apache norteamericana”, explicó sobre “Intruder”.
“Esa noche me contó cómo fue llevada, a los 14 años de edad, a la cima de una montaña por un curandero para comenzar con su iniciación. Él llevaba una serpiente de cascabel que le colocó cerca del brazo al joven hasta que lo mordió para que tuviera visiones. Si lograba regresar, sería un valiente”, continuó con el relato para dar paso a “San Jacinto”, con la imagen de los tótems nativos.
“Secret world” no necesitó mayor presentación, pues la melodía por sí misma conmovió a los asistentes, quienes aplaudieron al ritmo del yembé y las luces multicolores y con algunos pasos de baile de sus vocalistas. “Esto es para mi padre que cumplirá 100 años en abril”, con videos donde proyectó en blanco y negro vivencias al lado de él durante “Father, son”.
“Le preguntaba a una joven qué sería lo que transformaría al mundo; ella sacó un celular y me dijo: con esto podemos grabar las cosas que suceden. Con esto podemos transformar el mundo y convertirlo en aquel con el que soñamos”, advirtió para “Signal to noise”.
Tras “Downside up”, con la base de Jessica Hoop, apareció la superposición de imágenes en “Digging in the dirt”, donde el compás marcaba el ritmo de la interpretación vocal y el eco del desorden que se vislumbraba en la emanación de figuras plásticas. “Ésta es la historia de un hombre que se perdió en un teance con tribales, el lugar África; se llamaba Carl Jung y me es claro que éste no fue un proyecto científico, sino uno personal que para ir más profundo tocaría incluso lo más posible en mi propia psicología”, dijo sobre esta absorción del inconsciente “The rhythm of the heat” con una árida planicie de la sabana africana.
Agradeció a los músicos de su alineación, de origen inglés, pero puntualizó en la presencia de los nacionales antes de “Red rain”. “Solsbury hill” fue uno de los temas más ovacionados de la noche y que mezcló con las notas del “Himno a la alegría”.
Agencia El Universal