Poemas de Whitman

Cada vez admiro más a los escritores que alcanzaron la cumbre con sus obras literarias, sin haber obtenido títulos universitarios. En la lengua española, aquí entre los latinoamericanos, tuvimos (seguimos teniendo su obra) al gran “Tito” Monterroso, hombre de tres naciones, nacido en Guatemala, nacionalizado en Honduras y adoptado de por vida en México. Su prosa profunda, filosófica, satírica en extremo, mucho más profunda por lo breve. No obtuvo título alguno en la UNAM, pero asistía a ella con frecuencia, para aprender de manera directa y luego superarlos, de los escritores que recibían la enseñanza académica para producir sus libros.

De Walt Whitman, considerado entre los más grandes poetas americanos, de la lengua inglesa, poco podemos agregar a lo ya dicho y escrito, en rcmultimedios.mx De tal manera que hoy vamos a compartir, de manera directa, uno de los dos poemas suyos, que han sido considerados parte de su magna obra. Ya hemos leído con ustedes, algunos pasajes de sus dos obras universales: “Song of myself” y “The leaves of grass”. Canto a mí mismo, con el cual canta a los hombres del mundo, a los seres humanos. Hojas de hierba, inmenso (por su profundidad) compendio de reflexiones filosóficas.

“Oh, Capitán, mi Capitán: / nuestro azaroso viaje ha terminado./ Al fin venció la nave y el premio fue ganado./ Ya el puerto se halla próximo, / ya se oye la campana / y ver se puede el pueblo que entre vítores, / con la mirada sigue la nao soberana./ Mas ¿no ves corazón, oh corazón, / cómo los hilos rojos van rodando/ sobre el puente en el cual mi Capitán/ permanece extendido, helado y muerto? // Oh, Capitán, mi Capitán, / levántate aguerrido y escucha cual te llaman/ tropeles de campanas./ Por ti se izan banderas y los clarines claman. / Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.// Por ti la multitud se arremolina, / por ti llora, por ti su alma llamea / y la mirada ansiosa, con verte, se recrea. // Oh, Capitán, ¡mi Padre amado! / Voy mu brazo a poner bajo tu cuello. / Es sólo una ilusión que en este puente/ te encuentres extendido, helado y muerto./7 Mi padre no responde. / Sus labios no se mueven. / Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte./ No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte. / Anclada está la nave: su ruta ha concluido. / Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje./ La nave ya ha vencido la furia del oleaje. / Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas/ en tanto que camino con paso triste, incierto,/ por el puente do está mi Capitán/ para siempre extendido, helado, muerto.”

Seguramente usted recuerda a nuestro gran Jaime Sabines, con su elegía por la muerte de su padre. La muerte será siempre un tema para la poesía. ¡Pero, quiero completarle este regalo! Voy a transcribirle unos versos del poema original, en lengua inglesa: “O Captain! My Captain! Our fearful trip is done: / The ship has weather’d every rack, the prize we sought is won; / the port is near, the bells I hear, the people all exulting, / while follow eyes the steady keel, the vessel grim and daring: / But O heart! Heart! / O the bleeding drops of red, / where on the deck my Captain lies, / fallen cold and dead…! Yo le ofrezco enviarle la letra completa, si usted se comunica y la solicita a rcmultimedios.mx Le abrazo y le deseo la mejor lectura del mundo. Es un alimento espiritual.