· Rogozinsky, el Og Mandino a la mexicana, al rescate de pymes
· Velifin recibe fondeo de gobierno de EU
· Gutiérrez Candiani, su casette de hace diez años
El anuncio de la reestructuración de los créditos de nómina de los maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es una medida política que ha venido a contaminar al sector financiero y de paso a destapar una cloaca que hiede a un esquema de corrupción protagonizado por líderes sindicales, particularmente de burócratas, y algunos intermediarios financieros que “embarcan” a los profesores y otros empleados a contratar créditos que, lejos de apoyar su economía familiar, tienen el objetivo de operar créditos con tasas de interés que rayan en la usura más reprobable del mercado.
Mientras tanto se ha desatado una gran polémica pues el programa se ha interpretado como un nuevo gran rescate financiero con cargo a fondos gubernamentales por 5 mil millones de pesos en principio, proporcionados por Nafin. De nueva cuenta, se critica que el banco de desarrollo sea utilizado para fines diferentes para los que fue creado que es el fomento y fondeo del crédito productivo, particularmente para las pymes.
También muchos se preguntan sobre la administración de esos créditos cuando ni siquiera se tiene un censo de los maestros que se supone trabajan en el país, y el por qué solamente se ofrece a los maestros de SNTE y no a toda la burocracia que presenta los mismos síntomas de sobreendeudamiento.
La versión de la intención política en tiempos de una reforma educativa que tiene problemas para aplicarse debido a las protestas de los disidente de la CNTE, se refuerza cuando la Asociación Mexicana de Empresas de Nómina (AMDEN) afirma que el total de créditos de nómina en el país suma más de 110 mil millones de pesos entre bancos e intermediarios no bancarios.
Sin embargo, la asociación asegura que sus integrantes suman una cartera de 13 mil 500 millones de pesos, 12 o 13 por ciento más que los bancos, que cuentan con alrededor de 11 mil millones. Ante esto, surge la pregunta: ¿quién controla el otro 75 por ciento de los créditos de nómina? Adivinó lector: más de 200 sofomes e incluso empresas mercantiles que no son controladas y supervisadas en sus operaciones financieras por absolutamente ningún organismo público.
Lo que indigna es la soberbia del director general de Nafin, Jacques Rogozinsky al escribir un artículo sobre este tema: “Regresé a México hace 11 meses, tras 17 años de radicar en los Estados Unidos, y desgraciadamente confirmo este poco entendimiento generalizado entre la población, pero incluso también en algunos analistas y editorialistas, que al abordar temas financieros no exhiben el más mínimo rigor en cuestiones elementales. (…)
No hay tal rescate, sino una reestructura en la que un fideicomiso del Banco Nacional de Ahorro y Servicios Financieros (BANSEFI) liquida los adeudos convirtiéndose en el acreedor de 300 mil docentes que verán reducida su carga financiera y que seguirán cubriendo sus créditos, a menor tasa y con mayor plazo”.
Og Mandino a la mexicana
Lo que no menciona el ex operador salinista de la mayor privatización de la economía dirigida en favor de los grandes grupos empresariales, hoy llamados fácticos, es si esa es la función del banco que dirige.
En aquel entonces, el propio Rogozinsky se decía él mismo ser un excelente desincorporador de entidades públicas con resultados, según decía, positivos porque recuperaba recursos para la arcas nacionales. O sea se sentía el mejor vendedor de México, el Og Mandino a la mexicana, pues. Pero claro, siempre se le cuestionó el precio en el que vendió los activos del Estado, por debajo de su valor en libros.
Los legisladores de oposición, que por aquellos tiempos surgieron con mucho ímpetu (hoy brillan por su ausencia), en más de una ocasión le dijeron que un vendedor de lo ajeno siempre se jactaría de sus ventas, aunque éstas fueran de remate. Si los activos que vendió Jacques hubiesen sido suyos, quizá aún los conservaría porque ni loco los malbarataría.
El señor Rogozinky está de nuevo en los grandes escenarios del gobierno federal, ahora como uno de los principales impulsores del rescate y apalancamiento a las micro, pequeñas y medianas empresas del país, vapuleadas como nunca en su historia por falta de financiamiento accesible, oportuno y, sobre todo, barato para que continuar con su sobrevivencia.
Justo ayer, en el marco de la presentación del Programa de Garantías de Fianzas para Pymes, Rogozinky se explayó en sus sentimientos hacia las pequeñas y medianas empresas, aunque Luis Videgaray se encargó de ubicar la realidad de la banca de desarrollo en México.
El titular de Hacienda reconoció que en la actualidad, “la banca de desarrollo no cumple con su objetivo fundamental, por lo que es necesario activarla de manera que los bancos del Estado mexicano impacten a favor del desarrollo, particularmente de las pequeñas y medianas empresas”.
Las y pymes, dijo, serán el gran motor de productividad en todas las regiones y los rectores y son la gran apuesta de política de desarrollo de la actual administración federal.
Con este esquema, el banco de desarrollo se compromete a entregar a las afianzadoras la mitad de lo que tenga que pagarle a dependencias o entidades del gobierno, cuando una empresa proveedora incumpla el pedido o contrato que llegara a tener.
Velifin recibe fondeo de gobierno de EU
La que sí dio una excelente noticia y sí cumple con la misión para la que fue creada, es la sofom Vehículos Líquidos Financieros, que dirige el ex Ixe, Gustavo Serna Martínez Baca. Resulta que el Departamento de Estado y la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) del gobierno de Estados Unidos, le otorgó una línea de crédito por 60 millones de dólares en capital de inversión privada para pequeñas y medianas empresas (Pymes).
Bajo los auspicios de la Iniciativa Caminos a la Prosperidad en las Américas, los Estados Unidos ofrecerán una garantía parcial de crédito para, a través de Velifin, ayudar a las Pymes a acceder al crédito que necesitan para el crecimiento y generación de empleos.
Velifin fue fundada en 2009 para hacer frente a la falta de fondos disponibles para micro, pequeñas y medianas empresas en México. Es integrante de la Asociación Mexicana de Entidades Financieras Especializada (AMFE), que preside Alejandro Martí Bolaños Cacho, y provee soluciones a la medida para otras instituciones financieras no bancarias que fondean directamente a las Pymes, financiando más de 500 millones de pesos en préstamos a la fecha.
CCE, su década pérdida
Y a quien se le quedó atorado el cassette, o mejor dicho, utilizó el mismo de hace diez años, fue a Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Durante su discurso en la presentación del Programa de Garantías de Fianzas para Pymes, el líder empresarial parecía muy elocuente en su argumentación sobre la necesidad de apoyar financieramente a las pequeñas y medianas empresas del país, la misma que se ha pronunciado desde más de una década.
Ante los secretarios de Hacienda, Economía y directores de bancos, entre muchos otros asistentes, el líder empresarial se refirió a que las pymes tendrían “en el 2004” todo el apoyo financiero detonar el empleo y producción.
O sea, su discurso se quedó retraído diez años. Alguien por ahí comentó que no se equivocó porque la situación actual, igual que hace una década, es la misma o peor para la pymes.
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*Periodista. Director del Suplemento HábitatMx