En 1949 el pintor, muralista y grabador Raúl Anguiano (Guadalajara Jalisco, 26 de febrero, 1915 – Ciudad de México, 13 de enero, 2006) participó en una expedición al sitio arqueológico de Bonampak que le cambió la vida. Por un lado, el viaje terminó en tragedia al morir el arqueólogo Carlos Frey y el pintor Franco Lázaro Gómez y por otro, significó un parteaguas en su obra.
“Encuentra un tema, una idea y cambia para siempre su forma de pintar para dedicarse a captar esta dignidad del indígena oprimido y pintarlo con honestidad, con belleza, con honor y difundir estas imágenes extraordinarias en todo el mundo”.
Así lo expuso el especialista en arte y cultura de México y Latinoamérica Gregorio Luke, en una conferencia magistral ofrecida la noche de este miércoles 29 de abril en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en el marco de la celebración del Centenario del Natalicio de Raúl Anguiano.
A lo largo de la charla, el también consejero del Instituto de los Mexicanos en el Exterior hizo un recorrido por la trayectoria y obra del artista tapatío al que asoció con la figura de Don Quijote, pues a los 81 años hablaba de hacer murales y lanzarse a los andamios.
“Pertenece a la segunda generación de muralistas que le tocó defender este movimiento en una época en que surgieron otras propuestas. Es un hombre que se levantó, siguió adelante con tal convicción que tenía una agenda de conferencias. Fui testigo de la epopeya mural de Raúl Anguiano, a sus 80 años hizo 10 y cuando murió a los 91, tenía más de cinco comisiones adelante”.
Explicó que su cuadro La espina se ha convertido en una imagen inolvidable que representa el primer cuadro ecológico en México al denunciar la tala salvaje de las selvas.
“Su visita a la Selva Lacandona le cambia la vida. No es sólo el arte de los mayas sino los indígenas contemporáneos. Este reencuentro con el indígena de hoy es algo profundamente importante que se volvió en punto focal de su pintura”.
Destacó que el tema del erotismo y el desnudo fue una constante en la vida de Raúl Anguiano, pues desde que era un joven pintor, empleadas de la fábrica de su papá posaban para él.
También fue retratista en especial de mujeres; uno de los grandes artistas de la tauromaquia; creador de obra gráfica con todo tipo de litografías, grabados y linóleos y que además, se adentró en la escultura y cerámica.
De acuerdo con Gregorio Luke, su faceta surrealista ha sido poco explorada en nuestro país, aunque sus obras ya han sido expuestas en París.
El especialista en arte, mostró murales de Raúl Anguiano, incluidos los que pintó en Estados Unidos, algunas de sus primeras obras y sus últimos trabajos. Una de las sorpresas de la velada, fue la proyección del corto original grabado durante la expedición de investigación estética a Bonampak.
En el acto estuvo presente Brigita Anguiano, quien agradeció al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y al Instituto Nacional de Bellas Artes su apoyo y aprovechó la ocasión para recordar el reciente lanzamiento del libro Las cuatro estaciones del muralismo de Raúl Anguiano que se centra en este tipo de producción desde su inicio como artista en 1934 hasta su último mural.
Por su parte, la maestra del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Louise Noelle ofreció una introducción del artista, en especial los primeros años de Raúl Anguiano en el Taller de Gráfica Popular.
Por otro lado, la académica subrayó la importancia de la exposición El eterno femenino de Raúl Anguiano, inaugurada en la víspera en el Museo Nacional de San Carlos, que a través de 52 obras entre óleos, litografías, grabados, aguafuertes y aguatintas, hace referencia a la mujer mexicana ya sea desde la denuncia de la ardua condición de campesinas y madres hasta los retratos de damas famosas.