México, D.F.- Tras las afectaciones de humedad que sufrió una parte del túnel abierto al público de la Gran Pirámide de la Zona Arqueológica de Cholula, en Puebla, por averías del drenaje del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) concluyeron los trabajos de rehabilitación de dicho tramo, lo que permitirá su reapertura en los próximos días.
Se trata de 21 metros, de los 280 de longitud que tiene el pasaje, que presentaban filtraciones y el desprendimiento de bloques de adobe, mismos que fueron sustituidos mediante el proyecto de salvamento arqueológico denominado Intervención en el Túnel de la Fachada Norte del Edificio Escalonado.
La Gran Pirámide de Cholula es la de mayores dimensiones de América —mide de 430 a 460 metros por lado en base cuadrangular y cerca de 66 metros de altura—, y en su basamento cabría dos veces la Pirámide del Sol de Teotihuacan; sus dimensiones son producto de la superposición de grandes estructuras construidas a lo largo de varios siglos. Ha sido explorada a través de un sistema de túneles que abarcan más de 5,000 metros, de los cuales 280 se habilitaron para su visita pública.
Con los trabajos de reposición de la red hidráulica sanitaria del recinto religioso, ubicado en la cúspide de la estructura prehispánica, efectuados de octubre de 2009 a junio de 2010, se ha garantizado que las aguas negras no penetren al núcleo del conjunto monumental, mejor conocido como Tlachihualtépetl (“Cerro hecho a mano”). Estas obras se realizaron con recursos de la mesa directiva del santuario, como del Ayuntamiento de San Pedro Cholula, bajo la supervisión del Centro INAH-Puebla.
A esta tarea siguieron las labores de rehabilitación del túnel, mediante el proyecto autorizado por el Consejo de Arqueología del INAH, que consistió en la sustitución de los adobes afectados con material mejorado que proporciona mayor efectividad en cuanto a capacidad de carga y resistencia a agentes agresivos.
El arqueólogo Carlos Cedillo Ortega, coordinador de los trabajos de rehabilitación junto con el arquitecto Enrique Gómez, ambos del Centro INAH Puebla, detalló que antes de la intervención se realizaron estudios previos de laboratorio de mecánica de materiales, para la elaboración de los adobes mejorados y acordes a características específicas en sus diferentes secciones, que permitieran generar arcos de resistencia de las fuerzas que inciden en el túnel.
Posteriormente, se procedió a la colocación de dichos adobes, mediante la formación de una bóveda que reciba las cargas a lo largo del área afectada, explicó el especialista.
Asimismo, se realizaron levantamientos arquitectónicos para registrar y conocer cómo se colocaron los adobes en esa parte de la pirámide durante la época prehispánica; así como de los elementos del edificio que habían quedado expuestos al hacer la sustitución, y de los diferentes deterioros causados por el agua que penetró al interior.
“El retiro de los adobes fue controlado arqueológicamente con el fin de recuperar materiales originales, conocer sus características físicas e identificar los distintos tipos de adobes presentes, que posteriormente serán estudiados en laboratorio”, explicó el arqueólogo Cedillo Ortega.
Agregó que algunas de las muestras se llevaron a la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, y se espera poder realizar otros estudios en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
El arqueólogo señaló que a través del cribado de los elementos retirados, se recuperaron restos de materiales lítico y cerámico, que serán analizados para establecer la temporalidad relativa de esa etapa constructiva de la Gran Pirámide de Cholula.
“Se trata de material arqueológico tanto del periodo Preclásico Tardío (400 a.C. – 100 d.C.) como del Clásico Temprano (100-300 d.C.), correspondientes a la etapa constructiva donde se halla el túnel, a reserva de los fechamientos que se obtengan con el análisis”, aseveró Carlos Cedillo.
La exploración por medio de túneles de la Gran Pirámide de Cholula, se emprendió en los años 30 del siglo pasado, y de esta manera se ha podido conocer sus diferentes periodos de construcción. Hoy, su estudio se hace mediante el uso de nuevas tecnologías y programas de diseño asistido por computadora, que permiten obtener una imagen fidedigna de los edificios que guarda el monumento prehispánico.
Con la restauración del área afectada del túnel abierto al público, los visitantes a la Zona Arqueológica de Cholula podrán nuevamente ingresar y observar la serie de elementos arquitectónicos, como pisos, taludes, escalinatas, y algunas de las distintas etapas constructivas de la Gran Pirámide de Cholula.