Después de veintisietes horas de interrogatorio el ex presidente francés Nicolás Sarkozy, ha quedado bajo la particular figura de “control judicial”, la que restringe sus movimientos, tras ser imputado el pasado miércoles 21 por delitos de corrupción, dada la firme sospecha de haber recibido financiación ilegal de fondos públicos libios para su campaña presidencial de 2007, lo que se conoce como el caso Bygmalion.
Además, en las últimas horas se le acaba de notificar que irá a juicio por el “caso de las escuchas” donde se lo imputa por corrupción y tráfico de influencias. Una investigación abierta en 2014, en la que se cree Sarkozy, intentó conseguir información confidencial del magistrado Gilbert Azibert a cambio de ofrecerle un puesto en Mónaco. Esto lo convierte en el segundo presidente francés en pasar por esta instancia después de Jacques Chirac.
La investigación acerca del financiamiento ilegal de su campaña se dispararon tras la aparición, en abril de 2012, del cuerpo de Shukri Ghanem, un poderoso ex hombre del gobierno del Coronel Gadaffi, flotando en el Danubio frente a Viena, donde se había refugiado tras su huida de Libia no bien empezaron los bombardeos de Naciones Unidas a instancias del propio Sarkozy, por entonces presidente de Francia y el Primer Ministro británico David Cameron. Nunca se terminó de establecer cómo fue que Ghanem, acabó en el río, y las dudas siguen vigentes: ¿accidente, suicidio o asesinato? Su cuerpo que estaba totalmente vestido, no tenía señales de violencia o intoxicación alguna. Según la autopsia la muerte se produjo por ahogamiento.
Su familia, con quien había cenado la noche anterior, declaró haberlo visto, aunque no supieron explicar como fue que a las cinco de la mañana flotaba muerto en el tan melódico río.
Cerca del cuerpo de Ghanem, quien entre otros cargos fue Secretario del Comité Nacional del Pueblo (Primer Ministro) había una libreta en la que aparecían descriptos tres giros a la campaña electoral de Nicolás Sarkozy por seis millones y medio de dólares, aunque en realidad esta operación en total fue de 50 millones de euros, lo permitido en el uso de las campañas electorales no pueden superar los 21 millones.
La investigación, sobre la financiación secreta, se reactivó en 2017, tras las declaraciones del empresario franco-libanés Ziad Takieddine, muy próximo a Gadaffi, en que él confiesa haber entregado valijas conteniendo millones de euros junto a cartas de Gadaffi, al propio Sarkozy en su despacho. Además de Takieddine, podrían incriminar al ex presidente, las declaraciones de Alexandre Djouhri, un empresario francés detenido en Londres a espera de la extradición también vinculado a la trasferencias libias a la campaña de 2007. Por otra parte en 2011, el ex Primer Ministro gadaffista Baghdadi Ali al-Mahmoudi declaró ante un tribunal tunecino, donde afrontaba un juicio para su extradición, que él mismo había seguido el expediente de la financiación.
Ghanem, quien además fue presidente de la poderosa Corporación Nacional del Petróleo, desarrolló una larga carrera en el mundo del petróleo, la que le había permitido acceder a importantes figuras de la empresa y la política occidental. El pasaporte con el que había huido de Libia y entrado a Italia, vía Túnez, fue un obsequio de Silvio Berlusconi, tras haberle gestionado prebendas para la petrolera italiana ENI.
Ghanem, por orden del Coronel Gadaffi, fue el encargado de la reconciliarlo con occidente, tras años de aislamiento y sanciones, por sus responsabilidades en el derribo del vuelo 103 de Pan Am sobre Lockerbie (Escocia) en 1988 y de la vuelta al país de importantes empresas petroleras europeas y estadounidenses.
Sarkozy, fue el gran Cicerone, de aquella entrée triomphale del viejo coronel, que tan cara le saldría a él mismo y su pueblo. Aquel viaje a Paris a pocos meses de instalado Sarkozy en el Eliseo, tras una campaña electoral costosísima, que conllevó gran cantidad de actos públicos y un gran apoyo publicitario, con producciones televisivas que rosaban la realización cinematográfica de gran calidad, estuvo envuelto en excentricidades que llamaron la atención a la opinión pública y al periodismo.
Los honores rendidos al, según Ronald Reagan, “perro loco” por Sarkozy fueron extremos incluso se le permitió instalar su jaima o carpa beduina junto al Elíseo y que sea su guardia personal femenina la encargada de su seguridad en menoscabo de la policía francesa. Lo mismo hizo en España de José Luis Rodríguez Zapatero, plantando su tienda en los jardines de El Pardo, donde también fue recibido por Juan Carlos, ansioso de contar con los 12 mil millones de euros que, le reportarían varios acuerdos por firmar.
Entonces las excentricidades del fundador de la Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista, estaban bien pagas, Gadaffi además de sus aportes a la campaña de Sarkozy e inversiones tanto en Francia como España, estaba dispuesto a depositar en bancos occidentales, cientos de miles de dólares para terminar de congraciarse con occidente, así lo pagó.
Un país a la deriva.
Sarkozy, sin duda no merece ir preso por corrupto sino por genocida, él fue el responsable fundamental de lo que hoy se ha convertido Libia.
En el comienzo de su octavo año de guerra, la nación libia está inmersa en una crisis humanitaria, que pone en riesgo de vida a millones de personas, hospitales con escasez de insumos y muy pocos profesionales para la cantidad de requerimientos.
La crisis sanitaria no es el único riesgo letal de este pueblo, la violencia e inseguridad, no ha cedido en nada desde el inicio del conflicto y han fracasado absolutamente todos los intentos occidentales por estabilizar al país, sin poder disminuir en nada el anarquía económico, la desgobierno general y las bandas armadas que pululan por el país reclamando el poder.
La guerra civil, que en realidad tiene varios frentes y contendientes y varias ciudades que reclaman para sí ser la capital del país: Trípoli, Tobruk y Benghazi, a la que se podría sumar la sureña Sabha capital de la región de Fezzan.
Infinidad de grupos pugnan por una porción de territorio, organizaciones que van desde los vinculados al Daesh y al-Qaeda, diferentes tribus particularmente las del sur, que parece haberse adueñado del tráfico de personas y el mercado de esclavos, las tropas del general Khalifa Hafter, el Ejército Nacional Libio, lo más parecido a un ejército regular, que existe en el país, sumado a la banda de narcotraficantes y contrabandistas, impide que las mayoría de los civiles puedan retornar a sus hogares, lo que convierte a Libia en el país con índices más elevados de desplazados del continente unos 200 mil, sin contar el millón, millón y medio de refugiados de otros países que esperan su oportunidad de cruzar a Europa.
A todo hay que sumarle una nueva campaña de bombardeos de los Estados Unidos que desde el sábado 24 ha inicio contra presumibles posiciones de al-Qaeda, para el Magreb Islámico (AQMI) cerca de Ubari, en Fezzan, donde dice haber matado a un Musa Abu Dawud, un importante líder de la organización. AQMI, se dicen son los responsables del ataque contra el Consulado norteamericano en septiembre de 2012 en que murió junto a otros funcionarios el embajador Chris Stevens.
Durante 2016 los Estados Unidos realizaron más de 500 operaciones aéreas contra posiciones del Daesh, en la ciudad de Sirte, cuna de Gadaffi, donde los hombres del califa Ibrahim se habían posicionado, declarándola del califato en Libia.
Quizás la justicia francesa llegue a condenar a Sarkozy a algunos años de prisión por corrupción, aunque para sus verdaderos crímenes no existe pena con que pueda pagarlos.
*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.