
Desde los tiempos de la campaña electoral en Oaxaca habiéndose dado el alejamiento estratégico -consentido o no- de Gabino con Andrés Manuel López Obrador, varios personajes de diferente signo político -se entiende porque se trataba de una coalición- cobraron relevancia en la contienda en curso.
Uno de ellos fue Javier Corral, responsable de la guerra negra y estrategia política, otros como René Bejarano, “el señor de las ligas”, no pudieron “aterrizar” plenamente por la mala fama que arrastran y que hubiera podido perjudicar al impoluto candidato.
Por supuesto todos los programas federales estuvieron al servicio “de la paz y el progreso” y como lo he afirmado, en Oaxaca no ganó la democracia, ganó quien más trampas hizo, cometió menos errores y dispuso de más recursos.
Y es en este tema de los recursos, que al final de cuentas en un estado como el nuestro son determinantes para inclinar la balanza, donde Marcelo Ebrard abrió la billetera con todo y sin medida, para corromper la estructura del PRI, negociar con organizaciones, acallar conciencias y negociar cargos a futuro.
De esta manera el destino del hoy suspirante a la candidatura presidencial de la “izquierda” quedó unido al del gobernador de Oaxaca, quien a su vez ha comenzado a pagar las facturas que le debe al “carnal” Marcelo, apoyándolo en el ámbito político y favoreciendo los negocios de personajes cercanos al jefe de gobierno del Distrito federal, como es el caso de la pista de hielo que se instaló en una de las zonas de la capital que carece de casi todos los servicios más elementales.
Pero además esta cercanía de cara al 2012 tiene perfiles más subliminales, ambos tienen un origen Priista, renunciaron a ese partido cuando sus ambiciones personales no fueron satisfechas; los dos siempre han tenido un poder tras el trono, o mejor dicho, alguien que les “mece la cuna”, en un caso Manuel Camacho Solís y en el otro Diódoro Carrasco Altamirano.
Los dos han transitado -además del PRI- por varios partidos, el jefe de gobierno por el del Centro Democrático, estuvo en la fundación de Convergencia hasta que Dante Delgado tampoco colmó sus exigencias, fue diputado federal por el Verde Ecologista y se supone que milita en el PRD.
El caso de Gabino es un poco más complejo porque a su militancia priista, convergente, perredista, petista, habría que agregarle sus contradicciones ideológicas que lo llevaron a los “brazos” -por un tiempo- de Acción Nacional.
Sus personalidades son muy similares, poca consistencia intelectual, proclives a la demagogia populachera pero bastante elitistas y eso sí, se sienten “labrados a Mano” ¡¡ah!!… y la reencarnación de Pedro Infante y Jorge Negrete.
Pero sobre todo, y ya para concluir, hay algo más que los une y los descubre a ambos, ya traicionaron a quien los apoyó, cobijó, los proyectó y fue determinante para que estén en el lugar que están… Andrés Manuel López Obrador
Volveremos a encontrarnos aquí en SIN CENSURA