El proyecto educativo de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de México (OSIM), dirigida por Eduardo García Barrios, representa una opción para que los niños desarrollen sus capacidades de manera integral. La agrupación realizó en el municipio de Amealco, Querétaro, un campamento de preparación donde ensayaron el programa que ofrecerá en su próxima gira nacional.
La dinámica del campamento incluye ensayos por las mañanas, hasta la hora de la comida, para posteriormente llevar a cabo actividades como clases de yoga, partidos de futbol o bien la proyección de películas; los maestros que participan en esta labor son siempre muy cuidadosos en cuidar y alentar el estado de ánimo de los niños y jóvenes, cuyas edades van de los nueve a los 18 años de edad.
El director de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de México, Eduardo García Barrios, destacó que la disciplina y la dedicación son fundamentales en este contexto. “Justo al concluir los ensayos, que son de aproximadamente dos horas de duración, algunos de los chicos toman clases de yoga para relajarse, pues si las sesiones son arduas y muchos de ellos se apasionan tanto y quieren hacer las cosas tan bien que quedan agotados, así que los ayudamos a que se relajen y sigan disfrutando del campamento”.
Durante el ensayo, Eduardo García Barrios bromea con los integrantes de la orquesta; “levanto la voz, pero no grito”, los invita a que hagan anotaciones en sus partituras para que luego sepan qué hacer, convierte los “errores” en diversión.
“Imagínate ¡están llenos de energía! en plena juventud, así que muchos de ellos se adelantan o dan los tonos que pide la obra de un modo demasiado potente. Esto es muy interesante porque significa que además de tener el dominio total de su instrumento, de la obra en turno, la ejecutan de un modo ‘exagerado’… es una maravilla, me siento en verdad fascinado con lo que hacen.
“En las giras esta simbiosis que logramos entre la ejecución, el compañerismo que ellos generan entre sí y la fuerza de las obras que elegimos para cada gira, es algo que se trasmina al escenario, vuelve cada presentación en una auténtica comunión entre la música y el alma de estos jóvenes. No exagero, en verdad pasa eso. Lo podemos ver y sentir en cada ensayo”.
Con nueve años viaja sólo por el país
Roberto Carlos Juárez Valenzuela es de Culiacán, Sinaloa, tiene dos hermanos, estudia el cuarto año de primaria, es fanático de los videojuegos, pero sobre todo ama la música. A sus nueve años participa en el campamento de preparación para la gira nacional de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de México (OSIM).
“En mi escuela el maestro de música me dijo que yo podía estar en la orquesta, mis papás me inscribieron y aquí estoy, es la primera vez que vengo, me ha gustado mucho porque todo el campamento es de música, que es lo que más amo, es lo que quiero hacer siempre, bueno, eso y además jugar futbol, con mis videojuegos también, aunque en esta ocasión no me dejaron traer mi consola porque se me iba a perder, pero no la extraño”.
Roberto Carlos Juárez Valenzuela forma parte de los más de 80 integrantes de la OSIM reunidos en Amealco, Querérato, su especialidad son las percusiones, en particular los timbales; al igual que el resto de los otros músicos, participa activamente en los ensayos; su precisión con los tambores es también impresionante, entra en el momento requerido con la potencia necesaria. Un pequeño banco en sus pies es el único “truco” que necesita.
Para Laura Martínez, una joven de 17 años fanática del rock, en particular de The Strokes, en cuyo honor se ha pintado parte del cabello de color lila, el violín lo es todo en su vida; comparte con el resto de sus compañeros la pasión por la música. En su caso, eligió hace cinco años asistir a clases particular del instrumento en su natal Guadalajara, Jalisco.
“Muchos de mis amigos están bien emocionados con lo pasa allá con la música, no la de concierto como esta, sino con el rock, que puede ser en algún momento me interese tocar también. Pero por lo pronto me siento muy bien aquí en el campamento. Todos nos llevamos bien y nos divertimos con los maestros. Ya quiero empezar la gira, voy a participar por primera vez”.
Eduardo García Barrios los invita de nuevo a la sala de ensayos para continuar trabajando. Pero antes, ha ofrecido una conferencia de prensa para dar a conocer nuevos proyectos de la OSIM en el país.
La música indígena se incorpora al proyecto de la OSIM
En la conversación y en su papel de coordinador del Sistema Nacional de Fomento Musical, dio a conocer que en breve comenzarán a instalarse en diversas partes del país, como Jalisco, San Luis Potosí, Guanajuato y Michoacán, nuevos núcleos musicales, que son la simiente del trabajo posterior con los niños en la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de México (OSIM).
“La encomienda es la de generar una forma de reconstrucción del tejido social, aunque no pretendemos acabar con la violencia desde luego, no nos corresponde hacerlo. Lo nuestro está enfocado a la experiencia que pueden tener los niños de trabajar en equipo, como parte de un todo que solo funciona con su participación, pero al mismo tiempo requiere de su capacitación a nivel personal, lo cual esperamos lleven luego a sus comunidades de origen para que crear así una sinergia positiva en ellas.
“Los nuevos núcleos tampoco son algo que se genere desde nuestro escritorio en la ciudad de México, ni tampoco son para llenar informes. Se trata de una serie de propuestas surgidas de manera muy particular, en algunos casos son iniciativas de las propias comunidades, en otros, los habitantes de algún lugar ya trabajan de esta manera, por ejemplo en Oaxaca donde esta tradición es prácticamente milenaria y a donde no hemos entrado por ello; así que nuestro papel es el de ayudar a coordinarlos para que continúen con esta labor”.
Eduardo García Barrios resaltó en este sentido que el caso de Michoacán es de lo más emblemáticos para este año, en el caso de la apertura de los núcleos musicales, pues en la comunidad de Nurio, municipio de Paracho, en una región que posee una rica tradición musical, donde comenzarán a trabajar en septiembre próximo y por primera ocasión en el programa con música de origen indígena.
“Este es un caso muy particular porque en un estricto sentido la música indígena no existe, es imposible saber cómo se escucha. Lo que hay son aproximaciones a formas que imaginamos podría haber sido. Pero lo relevante en este caso es la cooperación que comenzaremos a tener con esta comunidad purépecha y con su tradición sonora, por lo que para cubrir la necesidad de una referencia concreta para trabajar, hemos hecho una selección de obras populares.
“Esta labor es supervisada por ellos mismos, y con ayuda de algunos músicos que han trabajado con la experimentación con instrumentos prehispánicos, como el caso de Mono blanco, que eventualmente se incorporarán al proyecto. Pero de momento todo será con los propios habitantes de Nurio. Estos nuevos proyectos comenzarán a trabajar a finales de este año, para luego desarrollarse durante el 2014, así que serán hasta entonces que podremos compartir algunos resultados”.
Eduardo García Barrios concluyó que si bien la música es el centro de todo el proyecto de los núcleos y de la OSIM, su alcance pretende ir más allá de este plano, para incidir de manera positiva en la sociedad, a través de una expresión artística.
“Puede sonar un tanto a lugar común, pero la música en versad nutre el alma de quien la escucha, y en estos campamentos hemos comprobado que los intérpretes trabajan con su espíritu, con las emociones que son capaces de desarrollar. Es un proyecto que les pertenece, que la sociedad genera casi por sí misma, así que el papel del Sistema Nacional de Fomento Musical, y de la OSIM, es el de impulsarlo de la mejor manera posible”.