Sophia Loren…recibió Ariel de Oro y celebró sus 80 en México

Con la presencia de la actriz más conocida de la historia del cine italiano, la noche de este 19 de septiembre inició en la Cineteca Nacional el ciclo retrospectivo Sophia Loren en México, que presentará al público ocho cintas protagonizadas por una de las últimas figuras del neorrealismo italiano, surgido tras la Segunda Guerra Mundial.

Sólo quince minutos duró la presencia de Sophia Loren en la Sala 1 de la Cineteca Nacional de México, pero fue tiempo suficiente para acelerar el corazón de ella y de las más de 500 personas que compartieron la noche previa a su cumpleaños 80, que se celebra este sábado 20 de septiembre.

En un momento inesperado y sin planeación previa, los mexicanos comenzaron a cantar Las Mañanitas a esta leyenda viva del cine.

La mano de la actriz italiana, famosa por sus ojos verdes y piel morena, se entrelazó con firmeza de la mano de su hijo Carlo Ponti en el momento en que la gente le comenzó a cantar. Al principio pareció no entender qué sucedía, pero después brotó una sonrisa amplia de ese rostro que llevaron a la pantalla grande directores cinematográficos como Vittorio de Sica y Federico Fellini.

“Yo quiero decir que Sophia Loren es uno de los rostros del siglo XX, uno de los rostros universales y eternos de la historia del cine y que aquí en México ese rostro nos acompaña desde hace mucho tiempo porque todos hemos sido admiradores de sus actuaciones y de sus películas, como las que veremos en estos días, a través de ocho grandes filmes que son parte de la mejor producción de cine de los últimos años”, dijo Rafael Tovar y de Teresa, Presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, al tomar la palabra después de que el público cantara a la ganadora de dos premios Oscar, un Globo de Oro y un premio del Festival de Cannes como mejor actriz.

Antes de esa expresión colectiva de afecto, la protagonista de películas como Dos mujeres (1961) y Matrimonio a la italiana (1964) supo estimular el cariño del público presente al recibir y agradecer el premio especial Ariel de Oro, que le entregó el director de cine mexicano Felipe Cazals en nombre de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.

“La emoción es grande para mí, esta noche, delante de ustedes. Mi corazón late muy muy fuerte porque esta es una velada especial para mí porque mañana, mañana, mañana, será mi cumpleaños”, dijo sonriendo y arrancó la primera cadena de aplausos.

“Y mi corazón late fuerte también porque recibo este premio maravilloso de México que me llevaré conmigo a Suiza y lo pondré en mi biblioteca en medio de mis dos premios Oscar porque lo considero importantísimo debido al amor que ustedes me han demostrado y todo lo que he visto de su país. Cada mañana, cuando pase por el corredor, frente a mi biblioteca, pensaré en ustedes y les enviaré un fuertísimo abrazo. Espero regresar pronto a México. Gracias, gracias, gracias”, decía ella cuando ya subía el canto de Las Mañanitas, primero tímido y al final a todo pulmón.

Rafael Tovar explicó al público que la estatuilla entregada a Sophia Loren fue otorgado también, en el pasado, a grandes actrices mexicanas como Dolores del Río y María Félix.

“Todas las palabras que podemos decir sobre Sophia Loren son palabras universales: belleza, inteligencia y eternidad. Y creo que más allá de la circunstancia efímera de la belleza física, Sophia Loren encarna aquella que va dotando la sabiduría, la experiencia y el decantamiento de una vida plena y de una vida entregada a una vocación y a una familia”, añadió Rafael Tovar y de Teresa al agradecer la visita a México de la actriz que se sobrepuso a la pobreza y sufrimientos de la guerra y la posguerra y se convirtió en una figura central de un género cinematográfico en el que el análisis de los sentimientos importaba más que la complejidad de la trama o la historia: el neorrealismo italiano.

Tras retirarse la visitante de honor de la Cineteca, los asistentes comenzaron a disfrutar la proyección de Matrimonio a la italiana que lo mismo pudo ser disfrutada por los asistentes a la Sala 1, como por cientos de espectadores que, sin importar la humedad dejada por una pertinaz lluvia, llenaron el jardín de proyecciones al aire libre, en los límites de la Cineteca con la calle Mayorazgo.