Salir de Bangkok, la capital tailandesa, y dirigirse hacia la provincia de Kanchanburi, 120 kilómetros al oeste, equivale a penetrar en un paraíso de bosques caducifolios y murmullos de agua.
De los siete parques nacionales de Kanchanburi, el de Erawan es sin duda el más espectaular.
El 80% de su superficie está tapizada de árboles que en otoño mudan el color de sus hojas del verde al oro.
En medio de esta espesura, la cascada Erawan vuelca sus aguas en un lago esmeralda.
Ardillas voladoras, monos y numerosas aves habitan este idílico rincón de Tailandia.