Templo Mayor…más de 400 especies eran ofrendadas

Hasta el momento, arqueólogos han identificado más de 400 especies animales en alrededor de 60 ofrendas —de las aproximadamente 160 encontradas hasta 2007— en el Templo Mayor de Tenochtitlan, entre moluscos, aves, reptiles y mamíferos, cuyo uso ritual y simbolismo serán dados a conocer a partir de este sábado 8 de junio, en un ciclo de conferencias con motivo de la reciente apertura de la Sala 6 “Flora y Fauna” de dicho recinto.

La ponencia Los animales ofrendados en el Templo Mayor de Tenochtitlan, que se ofrecerá en el Museo del Templo Mayor, será impartida por Norma Valentín Maldonado, bióloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En ella se detallarán las regiones con las que los mexicas tuvieron contacto y de las que obtenían algunos de los animales que ofrendaban, ya fuera vía comercio o tributo.

A partir del estudio de las oblaciones descubiertas por el Proyecto Templo Mayor y el Programa de Arqueología Urbana, se ha determinado que, “por ejemplo, peces de arrecife coralino provenientes del Atlántico, reptiles —como cocodrilos, serpientes y tortugas—, además de algunas aves, como tucanes y quetzales; y grandes mamíferos provenientes de regiones tropicales —como el jaguar —, corresponden a los estados de Tabasco, Campeche, Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Yucatán”, informó la especialista adscrita a la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico (SLAA) del INAH.

“Dicha fauna —agregó— ha sido hallada en ofrendas dedicadas a los dioses Tláloc (de la lluvia) y Huitzilopochtli (de la guerra), en diferentes etapas constructivas del Templo Mayor, de la IV a la VII (1440-1520); las especies corresponden siempre a ejemplares exóticos, muy bellos y vistosos, con piel áspera espinosa o bien, peligrosos o venenosos.

“En conferencia, se explicará al público que la identificación de las especies se hace principalmente por comparación directa con los materiales óseos de las colecciones del Laboratorio de Arqueozoología ‘Ticul Álvarez Solórzano’ de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico”, mencionó la especialista.

“La arqueozoología —añadió— es el estudio de los restos y representaciones de la fauna encontrada en contextos arqueológicos; ésta ha contribuido a entender la cosmogonía de las civilizaciones prehispánicas a través de datos como procedencia, uso y distribución de especies faunísticas y su relación con las culturas”.

La experta del INAH explicó que varios de los animales hallados en Templo Mayor fueron trabajados con un tipo de taxidermia antigua, con la intención de ofrendar las pieles, lo que infieren por el tipo de huesos descubiertos en las ofrendas, que se dejaban para que sostuvieran y dieran forma a la piel y no se desgarrara, como la máscara ósea, las patas delanteras —desde la muñeca hasta las garras—, las últimas vértebras de la cola y las garras de las patas traseras.

En cuanto a grandes mamíferos, Norma Valentín mencionó que se han identificado y estudiado alrededor de seis lobos mexicanos, dos jaguares, 13 pumas y un solo hueso de la pata trasera de un gato montés, procedente de las áreas secas de los estados del norte de la República Mexicana. “El lobo y el puma, dijo, tuvieron una distribución más amplia en la Cuenca de México, en los bosques de pino y encino, por lo que se entiende la abundancia de los ejemplares”.

“Entre los mexicas el puma era considerado representante del Sol por su pelaje color amarillo, contrariamente el jaguar —procedente de estados como Oaxaca, Chiapas y Tabasco— se le relacionaba con la noche, al considerar su pelaje como el cielo y sus manchas como las estrellas”.

Respecto a las aves, la experta indicó que son 26 especies las que se han hallado en diversas excavaciones, entre ellas, palomas, codornices, garzas, colibríes, lechuzas, gavilanes, guajolotes, patos, chachalacas, tucanes, evidencia de plumas de quetzal y pájaros carpinteros; todos, excepto los últimos tres, tenían presencia en la Cuenca de México, algunos en invierno cuando migraban a los lagos de Texcoco y Xochimilco, y otros durante todo el año.

La bióloga Norma Valentín destacó que en las ofrendas que se han encontrado en lo que debió ser el frente del Templo Mayor, sobresale la presencia de águilas reales, ibis espatulado y colibríes, con evidencias de preparación de sus pieles o taxidermia.

Aclaró que es posible que en la época prehispánica las águilas habitaran las regiones de altas montañas del centro de la República, pero debido al crecimiento poblacional y la mancha urbana fueron orilladas a restringirse en su distribución. “Para los mexicas esta especie tenía una relación directa con el Sol ya que es el ave que vuela más alto, y por tanto, se vinculaba con el dios que representa al astro: Huitzilopochtli.

“En tanto, el ibis espatulado, ave migratoria que llegaba al lago de Texcoco durante el invierno, gustaba mucho a los tenochcas por su color rosado a rojizo en sus alas, lo que relacionaban con el fuego, el maíz, el oriente y el renacimiento”, explicó la especialista del INAH.

Los reptiles también eran comúnmente ofrendados en Tenochtitlan. Hasta el momento se han descubierto seis tipos de tortugas: tres procedentes de la costas de Veracruz y Yucatán; dos de la Cuenca; y una —la más abundante llamada Trachemys scripta— proveniente de ríos tropicales de Tabasco, Campeche y Chiapas, de la que sólo se ofrendaba su caparazón.

En cuanto a las serpientes, Norma Valentín manifestó que tras años de estudios se logró identificar seis diferentes tipos: la más abundante es Crotalus Colossus (víbora de cascabel) distribuida ampliamente en la Cuenca de México. Además, hay evidencias de boas traídas desde las selvas tropicales.

Asimismo, se han ubicado dos especies de cocodrilos de los que sólo se ofrendaba la piel: uno de pantano cuyo hábitat se encuentra en el Golfo de México, y otro de río, correspondiente a las vertientes del océano Pacífico. También se han identificado cuatro tipos de lagartijas, todas ellas propias de la Cuenca.

“Los moluscos son los que mayor presencia tienen en las ofrendas mexicas, prácticamente en todas se encuentra uno de ellos, por lo que se han reportado hasta 300 especies para el Templo Mayor provenientes de los océanos Pacífico y Atlántico; le siguen en abundancia 60 especies de peces principalmente de los arrecifes coralinos, también obtenidos en el Atlántico”, señaló Norma Valentín.

De acuerdo con investigaciones del arqueólogo Adrián Velázquez, dentro de la cultura tenochca, las conchas, erizos, corales, moluscos y restos de peces simbolizaban el inframundo, un espacio del cosmos ubicado debajo de la superficie de la tierra, que por excelencia era acuático. Dicho tema será abordado en la segunda ponencia titulada Los moluscos en el Templo Mayor de Tenochtitlan, que se presentará el sábado 15 de junio.

El MTM se localiza en Seminario, No. 8, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Horario de las conferencias: sábados a las 10:00 horas. Entrada gratuita.