Las tormentas de arena que ocurren en el país son a menudo originarias del desierto de Gobi, situado entre China y Mongolia. En marzo, una de ellas llegó Pekín. El cielo se puso amarillo, la contaminación atmosférica estalló y las compañías aéreas se vieron obligadas a cancelar cientos de vuelos.
Para frenar estas tormentas, las autoridades han reforestado desde hace varias décadas las zonas periféricas de los desiertos, con el fin de crear una “gran muralla verde” destinada a bloquear la arena.
VÍA | UNO TV
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