Confirmando el estrecho lazo que une a los entornos urbanos con la posibilidad de generar música (una premisa que ha sido explotada en múltiples proyectos), el artista Oliver Beer transformó una serie de túneles londinenses en instrumentos musicales. Ubicados debajo de la estación de Waterloo, Beer llevó un coro al escenario subterráneo, cuyos integrantes debieron sintonizarse con las frecuencias naturales de la construcción para hacer resonar el espacio.
“Cantas un rango de notas, incluidas altas y bajas, y escuchas atentamente”, explica Beer. “En un punto, si cantas realmente suave, bajo tu respiración, para que sea solo como el murmullo de una nota, súbitamente se amplifica y todo el cuarto emana un sonido que no pudieras creer que tú has creado”, agrega.
Pero como se puede apreciar en el video, este proyecto es parte de una serie de sonorizaciones espaciales llamada “The Resonance Projects”, durante el cual ha visitado monasterios, el túnel de cristal que se encuentra dentro del Centro Pompidou, en París, y recientemente el sistema de alcantarillas de Brighton.