
Kansas City, EU.- Lo gritó tres veces… Suficientes para contagiar a los miles de mexicanos ahogados de júbilo en las tribunas del Livestrong Sporting Park.
“¡Londres, Londres, Londres!”, salió de la boca de Miguel Ponce, tras festejar el golazo que marcó (60’), el de la anhelada clasificación a los Juegos Olímpicos. Encontró eco segundos después, cuando la tranquilidad por fin llegó a un equipo que venció hasta a sus propios miedos.
El Tricolor volverá a pisar el Olimpo. Será guiado por chicos ajenos a macabras historias en eliminatorias fuera de México. Los fantasmas generados hace cuatro años fueron exorcizados con el incontestable 3-1 sobre Canadá.
Nueva sinfonía otorgada por el grupo de concertistas que tiene en el negro a su color de la suerte. La playera vede fue guardada durante todo el selectivo… El fracaso, también.
Luis Fernando Tena cumplió su primera gran prueba como máximo responsable del combinado Sub-23. Eso explicó que dejara a un lado las formas cuando el “Pocho” sentenció todo. Éxtasis desbordado, hasta en ese hombre que suele lucir inmutable, sin importar cómo le vaya.
El “Pocho” permitió desahogarlo todo con su implacable derechazo. Zurdo natural, el volante del Guadalajara encontró el premio a su desequilibrio, arrojo y personalidad, impregnada hasta en la celebración. No hubo lágrimas, mucho menos incredulidad en su rostro. Simplemente tomó el escudo de la Federación Mexicana de Futbol, ese que está en la parte superior izquierda de la playera, y lo presumió ante la gente.
Clímax de un juego lleno de contrastes. De la incertidumbre generada por el nerviosismo, a la serenidad de una batalla resuelta con todavía media hora por delante, sin olvidar el sobresalto del tanto marcado por Marcus Haber (31’).
Acción catártica, aunque para el conjunto que lo recibió. El letargo que generó la anotación de Marco Fabián (19’) se esfumó con la endeble marca de Israel Jiménez y la pésima salida de Liborio Sánchez.
Mero espejismo para los canadienses, cuyo gol hizo reaccionar a ese par de depredadores que han dinamitado las áreas contrarias en el Preolímpico.
Lo mostraron menos de 60 segundos después. Fabián enseñó su clase con el servicio que dejó a Alan Pulido frente al marco adversario, pero lo del goleador del certamen fue digno de museo. Definición de tres dedos.
El chico de los zapatos verdes consolidó su estatus de figura y pieza imprescindible en el esquema tricolor, al igual que Marco y Ponce. Guerrero incansable, con el “plus” de estar familiarizado con las redes contrarias.
Quedó claro con el bombazo que terminó de derribar las puertas del Olimpo. La Selección Nacional clasificó por décima ocasión a la máxima justa deportiva del planeta, primera vez que lo hace fuera de México desde que obtuvo, en Edmonton, el pasaje para Atlanta 1996.
El chico sabía que todo estaba finiquitado. Por eso, su celebración, cargada de convencimiento, mientras el “Flaco” recibía múltiples abrazos en la zona técnica.
Interminable desfile que se volvió conmovedor cuando timonel y futbolista se encontraron tras el silbatazo final.
“¡Londres, Londres, Londres!”, dijo el “Pocho” al principal colaborador de José Manuel de la Torre. Promesa cumplida con sudor, buen futbol y mucho temple. Sí, conocerán el Olimpo.
Agencia El Universal