Insultó a México, humilló a los mexicanos y luego vino a visitar al presidente Enrique Peña Nieto.
Pero el candidato republicano Donald Trump jamás se disculpó y aprovechó su visita a la residencia presidencial de Los Pinos para apoderarse del escenario.
Inclusive para ratificar su disposición de construir una gran barda a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos para detener el flujo de migrantes, a quienes ha llamado delincuentes.
El principal enfoque de este ángulo lo dio el periódico El País en la crónica firmada por Juan Martínez Ahrenz, cuya entrada no tiene desperdicio:
“Donald Trump pisó la tierra que más ha ofendido.
“En una visita relámpago a México, el vociferante candidato republicano, que durante meses ha humillado a los mexicanos, se entrevistó con el presidente Enrique Peña Nieto y volvió a demostrar su capacidad para apropiarse del escenario.
“Tras una hora de conversación, no pidió perdón por sus insultos, dejó de lado los asuntos más espinosos y, jugando al hombre de Estado, se ofreció a inaugurar un “diálogo constructivo” con el país que ha pisoteado.
“El golpe de efecto del magnate, inmerso en el último tramo de su campaña electoral, tendrá una difícil digestión en México, donde, sin disculpas públicas, muchos consideraban un fracaso la reunión”.
INF./TELÉFONO ROJO